Salvemos Canal Roya
Como ya sabéis todos los que nos venís siguiendo, ya sea a través de la newsletter semanal o porque frecuentáis esta humilde web, desde hace varias semanas venimos compartiendo en la sección de noticias destacadas, una pequeña muestra de las innumerables reacciones que está despertando entre la comunidad montañera el nefasto proyecto de unión de las estaciones de esquí de Astún y Formigal, destruyendo Canal Roya de una forma irreversible tal y cómo ahora la conocemos.
Entre nosotros, en esta comunidad de pirineistas, montañeros y amantes de la naturaleza, tal vez sea complicado encontrar algún despistado que aún no sepa de qué va todo esto. Seguramente ahí está el problema, una parte del mismo, que al resto de la población lo que llega principalmente son las desinformaciones de medios generalistas al servicio del lobby del esquí (aquí un tuit de Rosa M.Tristán que os compartíamos hace 15 días donde nos lo explicaba muy bien).
Aún así, por si alguno acaba de aterrizar, lo resumiré brevemente. Está en marcha el proyecto, una vieja aspiración de anteriores gobiernos de Aragón, de unir mediante telecabina las estaciones de esquí de Astún y Formigal, separadas una de otra una distancia de cuatro kilómetros. El proyecto que se está vendiendo a día de hoy, mañana ya veremos, consiste en un telecabina que transportará esquiadores entre las dos estaciones, lo que implicaría la instalación permanente de 37 pilonas y un edificio semisoterrado de grandes dimensiones, en el hasta la fecha valle virgen de Canal Roya.
Un valle virgen extremadamente vulnerable de indudable valor natural, cultural y paisajístico.
Cuál es el principal problema, lo que diferencia a este proyecto de otros que año tras año se vienen realizando en estaciones de esquí de todo el Pirineo. Pues que en este caso, lo que se pretende es acabar con un valle virgen de alto valor cultural y medioambiental de indudable belleza. Un valle en proceso de ser declarado Parque Natural mediante un decreto ley aprobado allá en 2010 y que por alguna razón, obvia, ha pasado todo este tiempo dormido en un cajón. Un proyecto de Parque Natural que ahora, se atreven a decir desde el Gobierno de Aragón, ha caducado.
Canal Roya, además de ser un ecosistema vulnerable y singular, el cual sería puesto en grave peligro, supone un corredor ecológico entre la vertiente sur y la vertiente norte, declarada a ese otro lado como Parque Nacional.
Opinión pública en contra que crece día a día.
En estos últimos meses, desde que saltara la noticia, se han manifestado en contra públicamente numerosos clubes de montaña, montañeros anónimos, conocidos deportistas, asociaciones ecologistas y hasta la FEDME se ha mostrado valiente emitiendo un comunicado al respecto, al contrario que la FAM, pero no solo eso, desde dentro de los propios municipios “interesados”, hay numerosas voces en contra de este despropósito que piden ser escuchadas. Resulta muy interesante leer, os animamos a ello, el “Manifiesto de un grupo de vecinas y vecinos de las comarcas de la Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza, montañeras y montañeses” que Jorge García-Dihinx compartía en su blog Lameteoqueviene.
La oposición al proyecto es creciente a medida que pasa el tiempo y se van conociendo más detalles y por si fuera poco, hace 15 días, las Direcciones Generales de Transporte y de Ordenación del Territorio emitían sendos informes (no vinculantes) desfavorables al mismo. Una noticia alentadora teniendo en cuenta que sale desde el propio Gobierno de Aragón pero esperada, ya que se trata de un área dirigida por sus socios de la CHA, contraria al proyecto.
En dicho informe de la Dirección General de Ordenación del Territorio del Gobierno de Aragón se afirma según podíamos leer en el Periódico de Aragón, que esta actuación «no es de interés general para Aragón» ya que, además del «impacto severo» que tendría sobre el paisaje, «no puede considerarse equilibrada desde el punto de vista territorial y es cuestionable en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible«, y añade: “no es equilibrada desde el punto de vista territorial”.
Una obra financiada con fondos europeos Next Generation para la Sostenibilidad Turística.
La ejecución del proyecto, según se ha dado a conocer, asciende a 34 millones de euros, 26 de los cuales serían aportados por los fondos europeos de los Planes de Sostenibilidad Turística.
Una barbaridad, ya que supone que el 78% de todos los fondos destinados a Aragón irían a parar a la construcción de este megaproyecto. Un agravio comparativo si nos fijamos en que 26 de las 33 comarcas de Aragón no recibirán nada. Un despilfarro de dinero que desoye los problemas reales de las 33 comarcas.
Porque está mal cuando el dinero no alcanza para atender todas las reivindicaciones necesarias, pero cuando ese dinero se malgasta donde no hace falta, es inadmisible.
Unos fondos que además, como decíamos en párrafos anteriores, resultan cuanto menos “cuestionables” para los Objetivos del Desarrollo Sostenible y que Europa tendrá que revisar.
En contra de todas las proyecciones climáticas.
En algún sitio he leído, no recuerdo donde, que tildaban a los responsables de este proyecto de negacionistas climáticos. Lo suyo va más allá. Fíjense en que, aunque los negacionistas rechazan la idea del cambio climático antrópico, estos aceptan el calentamiento global natural que viene produciéndose en la tierra desde hace 10000 años. Lo suyo no es negacionismo, ni siquiera desconocimiento, es una visión cortoplacista y una falta de sensibilidad absoluta por este espacio único, el cual deberían ser los primeros en preservar.
No vamos a descubrir ahora el calentamiento global pero, todos los estudios científicos apuntan a una reducción de las precipitaciones en forma de nieve. El Servicio Climático de la Unión Europea vaticina que casi todos los glaciares de los Alpes habrán desaparecido en el año 2100. ¿qué no ocurrirá para esas fechas en los Pirineos? Unas montañas 1000 metros más bajas y bastante más al sur.
Para los Pirineos, las proyecciones del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) anuncian que en 2050 habrá un espesor de nieve un 50% menor al actual en cotas de 1800 a 2200 metros, nevará menos y la nieve permanecerá menos tiempo en superficie.
El esquí alpino es un modelo de negocio en declive y el problema es la falta de nieve. No hubo nieve para esquiar estas Navidades y al paso que vamos, veremos si llega a Semana Santa. Así estaba Candanchú este miércoles, una de las cuatro estaciones que se pretende unificar.
Cientos de empleos y una lluvia de millones
Cómo suele ser costumbre en estos casos, la unión de ambas estaciones viene acompañada por unas previsiones infladas que auguran la creación de más de 500 empleos de calidad y un retorno de 54 millones de euros en tan solo dos años. El escenario contrario también es bien conocido, sin la unión, el valle se muere y sus habitantes no tendrán que comer.
Bien, nadie pone en duda el motor económico que supone el esquí en estos valles, es más, se calcula que la industria del esquí representa el 7% del PIB de Aragón. Una comunidad con un millón trescientos mil habitantes. ¿Por qué esto no repercute como es debido en la vida de los montañeses? ¿Acaso si lo hará la unión de estaciones?
La respuesta es bastante sencilla. El principal interés del proyecto está en la especulación inmobiliaria que hay siempre detrás de todo proyecto megalómano que se precie y que no beneficiará precisamente a los habitantes del valle, que verán como sigue aumentando el precio de la vivienda. Los principales beneficiados, sobra decir, serán los grandes inversores externos. Claro que también puede ser que, para llegar a ese beneficio extra de 54 millones del que hablan, estén pensando en subir el precio del forfait.
No contribuye a desestacionalizar
La unión de Astún y Formigal no alargará la temporada de esquí, no hará que nieve más ni tampoco aumentará la superficie esquiable. Ni siquiera se trata de ir más alto en busca de esa nieve cada vez más escasa a 2000 metros, la franja en la que se ubican estas estaciones.
En definitiva, no contribuye a desestacionalizar sino todo lo contrario, saturar un destino que roza sus límites. No hay más que acercarse un fin de semana con nieve hasta las pistas para comprobarlo.
La curiosa idea que circula es que la unión de estaciones atraerá a esquiadores de otros países y de otras comunidades autónomas que llenarán hoteles y pistas entre semana. Aunque algo de todo esto sea cierto y vengan algunos incautos atraídos por el eslogan de los 300 kilómetros de dominio esquiable, qué ocurrirá cuando se encuentren en Panticosa y vean que para esquiar en Candanchú, tienen que coger un autobús que les lleve a Formigal, después un telecabina, luego descender a Astún, tomar otro telesilla y a continuación descender a Candanchú.
Los 300 kilómetros de pistas ya están ahí. No es necesario destruir Canal Roya. Ve un fin de semana a Astún-Candanchú y el siguiente a Formigal-Panticosa, contribuirás doblemente a la economía de la zona.
El problema futuro-presente es la falta de nieve.
Sinceramente, creo que más que ampliar o unir estaciones, se debería estar hablando ya de quien va a correr con los gastos de retirar toda esta chatarra cuando no haya nieve.
Porque el futuro de estos valles, para el que entienda por futuro más allá de uno mismo, no pasa por un modelo de negocio que ya ha desbordado la capacidad de carga de ambos valles y que tiene próxima la fecha de caducidad, sino por conservar y saber aprovechar ese privilegiado entorno natural que les ha tocado.
Un privilegiado entorno natural que no nos pertenece y del cual, tenemos la obligación de conservar y transmitir a las generaciones futuras. Una responsabilidad que obviamente, se le ha quedado demasiado grande al señor Lambán.
Porque aquí de lo que se trata es de decidir cuál es el modelo que queremos en el Pirineo, un modelo rentable que mire a futuro, respetuoso con el paisaje y sus habitantes, o un gran parque de atracciones donde lo único que importa son los intereses económicos. ¿Acaso es posible poner precio a Canal Roya?
Por último, si todavía no lo has hecho, puedes firmar en change.org la petición: No destruyan el valle de Canal Roya por la unión de las estaciones de esquí.
Y si quieres, puedes seguir toda la actualidad de lo que va sucediendo en torno a este asunto en la web de Salvemos Canal Roya y en sus redes sociales.
Todo el que haya estado en Canal Roya puede imaginarse el despropósito que es esto…
A ver si, entre todos, conseguimos dar visibilidad a esta barbaridad para que la gente vea lo que «realmente» se va a hacer aquí, más allá de lo que publican los «medios de comunicación», que te lo venden como la obra que salvará Aragón.
Ánimo compañeros.
Valle pirenaico con estación crece en población. Sin población muere. Qué hacemos? Por qué no se protesta en Andorra contra lo que han hecho allí?
Si, es cierto. Qué el esquí es un motor económico muy importante no se discute pero, en estos 2 valles ya hay 4 estaciones. La pregunta que uno se hace es si el crecimiento puede ser ilimitado y a quien beneficiaría llegados a este punto.
Lo de Andorra. Desde luego, si la protesta no sale del propio territorio, como es el caso de Canal Roya, difícilmente podremos sumarnos nadie de fuera. Al final, al menos en mi caso, uno defiende lo que le toca de cerca, lo que conoce. Imagino que en el mundo hay otros Canal Royas.
Está bien que pongas el ejemplo de Andorra porque se trata precisamente de decidir si eso es lo que queremos para nuestro Pirineo. Todavía más si cabe cuando sabemos que la nieve va a menos año tras año.
Y si hubiera nieve Estaríais a favor del proyecto? Tampoco. Porqué el ecologismo en España es una forma de vida, una forma de ser superior moralmente y de apropiarse de la naturaleza. Ni siquiera se argumenta en qué perjudican las 37 pilonas al valle. La gente de la zona que vive del esquí no importan. El ecologismo decide lo que se puede hacer y lo que no en la montaña.
jaja, no te equivoque, esto no es cosa de 4 ecologistas salvaballenas y no, con nieve tampoco estaríamos a favor del proyecto. Fíjate que ampliaciones de pistas se hacen cada año, mismamente la unión de Astún y Candanchú se hará en 2024. Y hace poco se amplió alguna pista en Formigal. En el caso de Astún y Candanchú, la unión prácticamente no se va a notar puesto que la montaña ya está bastante humanizada y un telesilla más que menos, casi que pasa desapercibido. Canal Roya, como sabrás si has estado como si no, no es el mismo caso.
La unión de Canal Roya es cruzar la línea roja. Supongo que tu también tendrás alguna. Dices que en qué perjudicarían 37 pilonas, una tendido de cables con sillas colgando, una estación motriz… Pues está bastante claro como afectarían a un valle virgen como este, dejaría de serlo. Es una cuestión del modelo que queremos.
Dices también, la gente de allí que vive del esquí. Ya hay 4 estaciones de esquí y para cubrir los puestos de trabajo que se generan hacen falta trabajadores de fuera. Cuando se superan ciertos límites, puedes ver lo que ocurre en lugares muy turísticos como Venecia, Barcelona, Ibiza, etc. pasa que lo que en un principio era algo positivo se convierte en algo negativo. Se instalan grandes cadenas hoteleras que compiten en ventaja con los negocios locales, desplazándolos. También suele ocurrir que hay un crecimiento de apartamentillos, muchos de ellos de grandes tenedores y de segundas viviendas que acaban anunciándose en Airbnb y sitios así. Y no hace falta ni recepcionista ni nada, solo alguien que vaya a limpiarlos. Me temo que el crecimiento en estos valles seguiría esa dirección. Ladrillo y enriquecer a capitales de fuera. Aparte, lo que comentaba en el artículo del encarecimiento de la vivienda y bla bla bla.
Decías también, apropiarse de la naturaleza. No somos precisamente los que estamos en contra de este sinsentido los que pretendemos apropiarnos de este espacio, sino todo lo contrario.
Desde luego, continuar insistiendo en la nieve, es ahondar en la estacionalización y ya conocemos las previsiones…