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    Weekend getaways in the Pyrenees: nature, refuges and great views

    Anayet / Photo: Nicolás Beltrán López (Unsplash)
    Anayet / Photo: Nicolás Beltrán López (Unsplash)

    Pyrenees and mountains 📩

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    Hay lugares que no necesitan presentaciones. Los Pirineos son uno de ellos. Una cadena montañosa que parece infinita, donde los valles cambian de idioma, de vegetación y de carácter en apenas una curva de carretera. Si te gusta caminar, fotografiar, o simplemente perderte un rato sin mirar el reloj, aquí tienes buenas noticias, los Pirineos están llenos de escapadas cortas, intensas y sorprendentemente accesibles. En un fin de semana puedes asomarte a cumbres glaciares, dormir junto a un lago de montaña o ver amanecer desde un refugio al que solo llegan quienes deciden merecerlo. En esta mini-guía te propongo 5 escapadas fin de semana montaña con rutas circulares de 4 a 6 horas, refugios con encanto y paisajes que te van a acompañar durante semanas. 

    1. Ordesa, el clásico que nunca falla (y que siempre sorprende)

    Ordesa es un imán. Incluso si lo has visitado mil veces, vuelves a sentir el mismo hormigueo cuando entras al valle y miras hacia arriba. Las paredes verticales, los bosques de hayas, el sonido de la cascada del Estrecho… Si buscas un fin de semana que se sienta épico sin complicarte la vida, Ordesa es la respuesta.

    La ruta estrella para una escapada corta es la circular Pradera – Circo de Soaso – Cola de Caballo – Senda de los Cazadores, un recorrido de aproximadamente 6 horas que condensa todo lo que hace grande a este valle. El sendero avanza suave entre bosque y cascadas hasta abrirse al gran circo glaciar de Soaso, uno de los paisajes más fotogénicos de todo el Pirineo. La vuelta por la Faja de Pelay añade altura, vistas y esa sensación de caminar literalmente colgado sobre Ordesa.

    Para los que quieran darle un extra especial al fin de semana, dormir en Góriz Hut sigue siendo uno de los imprescindibles de la montaña pirenaica. Ver atardecer sobre el Monte Perdido desde su terraza cambia el fin de semana entero. El Refugio de Góriz tiene una demanda altísima en temporada. Es imprescindible reservar con meses de antelación, especialmente en fin de semana.Y si no quieres complicarte con reservas, la zona de Torla y Broto ofrece alojamientos estupendos y buena gastronomía para completar la experiencia.

    2. Aigüestortes, el reino del agua y los valles de granito

    Si Ordesa es el valle de los verticales, Aigüestortes and Sant Maurici Lake es el reino del agua. Cientos de lagos —estanys— se reparten entre valles glaciares, cascadas y bosques de pino negro. Es uno de los parques más cómodos para organizar una escapada rápida, accesos bien señalizados, rutas circulares y refugios estratégicos.

    Para un fin de semana, una opción perfecta es la ruta Estany Llong – Estany Redó – Mirador del Portarró – Estany de Sant Maurici, una travesía de 6 horas sin complicaciones técnicas y con un catálogo de postales que parece infinito. La subida al Portarró es uno de los momentos del viaje, desde lo alto, los Encantats se levantan como una doble aguja que domina todo el valle.

    Dormir en Refugi d’Estany Llong es un acierto para quienes buscan refugios tranquilos sin masificaciones. Si prefieres algo con más comodidades, Boí o Espot ofrecen alojamientos con encanto, restaurantes de montaña y un ambiente perfecto para un fin de semana en modo slow.

    Aigüestortes es también uno de los mejores escenarios del Pirineo para quienes buscan vacaciones en la montaña de ritmo tranquilo, combinando rutas cortas con baños en ríos, paseos fotográficos o incluso visitas culturales a las iglesias románicas de la Vall de Boí.

    3. Valle de Tena, ibones, crestas suaves y uno de los mejores miradores del Pirineo

    El Valle de Tena es un regalo para quienes quieren alta montaña, está bien conectado, tiene pueblos preciosos y ofrece una de las colecciones de ibones más accesibles del Pirineo occidental. Ideal para una escapada improvisada.

    La ruta más popular para un fin de semana  es la circular de los Ibones de Anayet desde el aparcamiento de Anayet o Portalet. En unas 4 horas alcanzas uno de los paisajes más icónicos de la cordillera, los ibones reflejando la silueta del Midi d'Ossau, esa montaña volcánica que parece sacada de otro planeta.

    La zona también permite extender un poco más la escapada si el cuerpo te pide aventura, el Vértice Anayet ofrece un ascenso sencillo con una de las mejores panorámicas de 360º de todo el valle.

    Para completar el fin de semana, dormir en Sallent de Gállego o Panticosa es un planazo. Buena gastronomía, ambiente montañero, tiendas locales y rincones tranquilos para descansar después de la ruta.

    4. Selva de Irati, un fin de semana verde, húmedo y mágico

    Si la alta montaña te atrae pero vienes de semanas cargadas y buscas algo más suave, la Selva de Irati es el plan perfecto. Es uno de los bosques más extensos de Europa, una combinación de hayedo y abeto que en otoño se vuelve un espectáculo cromático difícil de comparar. Pero en primavera y verano es igual de especial, un lugar para caminar sin prisa.

    La ruta circular que nos lleva al Mirador de Akerreria ofrece un recorrido de 3 a 4 horas que nos adentra en este rincón húmedo de Navarra. Una ruta sencilla sin dificultad técnica y apta para familias. En Irati, la experiencia no es llegar a un lago o una cumbre, es perderse en el bosque, notar la humedad, escuchar los pájaros y bajar el pulso.

    Para completar la escapada, alojarse en Ochagavía o Orbaitzeta es la combinación perfecta. Pueblos pequeños, tranquilos y fotogénicos, con tabernas donde el tiempo pasa más lento de lo normal. Si vienes del trekking alpino y necesitas un reset mental, Irati funciona como un botón de reinicio.

    5. Benasque, lagos glaciares, grandes picos y una ruta corta que lo tiene todo

    Entrar en Benasque es como entrar en una cápsula de alta montaña. Aquí se concentran los tresmiles más emblemáticos del Pirineo —Aneto, Posets, Maladeta—, pero también algunas de las rutas más agradecidas para escapadas exprés.

    The Ruta al Ibonet de Literola es una de esas joyas que pasan injustamente desapercibidas. En unas 6 horas, y 950 m de desnivel te adentras en entrañas glaciares y de granito. El ambiente es puro Pirineo, sin artificios. Ideal si buscas una ruta muy fotogénica sin comprometer todo el fin de semana. 

    Otra opción igualmente recomendable es la subida a los Ibones de Batisielles, una clásica de Benasque que se adapta a todos los niveles. El bosque inicial es un espectáculo, y el circo glaciar al fondo se siente más lejos de lo que realmente está.

    Benasque es también uno de los mejores lugares para disfrutar de un alojamiento cómodo con ambiente montañero. Desde hoteles familiares hasta refugios como These o La Renclusa, la oferta es amplia y variada.