El arte del mundo natural: flores de montaña en Pirineos
Para los amantes de lo natural, que buscamos sintonizar con la tierra, resulta imprescindible una visita a las montañas de los Prineos, donde encontraremos todo un despliegue de belleza, luz y color que llenará de plenitud nuestros sentidos y de paz nuestro corazón.
Cuando la naturaleza esculpe lo bello: flores de montaña en Pirineos
Se han catalogado, aproximadamente, cuatro mil quinientas especies de plantas. Este ecosistema de montaña cuenta con unas trescientas variedades exclusivas. Algunas están en peligro de extinción, debido a la mano del hombre y variación del clima.
Oreja de oso (Ramonda myconi)
Es frecuente encontrarla en el Pirineo Central y Oriental. En rocas, pedregales y glaciares, hasta los 2.500 metros.
Zapatito de dama (Cypripedium calceolus)
De excepcional belleza, su principal amenaza es la de los coleccionistas. Por eso, es muy rara. La podemos encontrar en claros de hayedos o pinares y zonas umbrías, entre 1.200 y 2.000 metros de altitud. De mayo a julio, en los Pirineos Centrales y Orientales.
Borderea pyrenayca
Su floración se produce de junio a agosto. La podemos encontrar en grietas de rocas calizas y ambientes soleados del Pirineo Central. Crece a 2.000 metros de altitud. Una auténtica superviviente de la Era Terciaria en Europa. Es muy longeva, ya que puede llegar a vivir más de trescientos años.
Androsace ciliata
Sus flores son pequeñitas y no llegan a los dos centímetros, pero su color rosa es muy vistoso. Exclusiva del Pirineo Central, prefiere las grietas de las rocas y laderas pedregosas para vivir. Su floración se produce en julio y agosto, entre 1.800 y 3.000 metros, así que has de subir a las alturas para poder admirar su belleza.
Perforanieves (Galanthus nivalis)
Su floración, espectacular, puede comenzar, incluso, en diciembre y continuar hasta mayo, entre 750 y 2.000 metros. Para vivir, prefiere los pastizales de alta montaña y bosques mixtos de hayas, robles y coníferas. Es más habitual en el Pirineo Oriental y Central.
Viola diversifolia
Hermosa flor color violeta que prefiere laderas rocosas y pedregales, entre 1.800 y 3.000 metros. La podemos ver de junio a septiembre, en el Pirineo Central y Oriental, aunque de forma excepcional.
Scropularia pyrenaica
Flor que podemos encontrar en los Pirineos Centrales, entre 600 y 2.500 metros. Vive en cuevas y zonas sombrías junto a acequias o huertos, por lo que es muy vulnerable a la acción de las personas o del ganado.
Lirio azul (Iris latifolia)
Crece en pastos de alta montaña; claros de hayas, abetos y robles; e, incluso, sobre áreas pedregosas, si no están excesivamente secas. La encontramos en zonas abrigadas y soleadas, entre 900 y 2.700 metros. Se extiende por toda la cadena pirenaica e, incluso, al nivel del mar, en el área atlántica.
Gentiana acaulis
De hermoso color azul y forma acampanada, la encontramos ampliamente repartida por toda la cadena montañosa. Florece de abril a agosto, entre 1.200 y 2.600 metros, en pastos de alta montaña.
Azucena de los Pirineos (Lilium pyrenaicum)
Con floración de mayo a agosto, hacia 2.500 metros, por todo el ecosistema pirenaico. Suele preferir los bosques mixtos y pastos de altas montañas, con racimos de hasta doce flores.
Aguileña (Aquilegia pyrenaica)
Prefiere las rocas y pedregales, entre 600 y 2.700 metros, y es más frecuente en los Pirineos Occidentales y Centrales. Se puede ver de junio a septiembre.
La flora pirenaica contribuye al desarrollo económico de toda la zona, por la variedad de pastos que aporta al ganado. Los amantes del senderismo acabaremos enamorándonos del espectáculo único que nos ofrece este despliegue de flores de montaña en Pirineos. Si evitamos dejar huella de nuestro paso por el ecosistema, podemos colaborar para que pueda conservarse lo más intacto posible y seguir esculpiendo la belleza en lo natural.
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