Balaitous: dos siglos de la primera ascensión.

Este 6 de agosto de 2025 se cumplen exactamente doscientos años de la primera ascensión al Balaitous, la primera gran cumbre pirenaica en superar los tres mil metros de altura por el lado occidental. Sus protagonistas, dos geodestas, oficiales del ejército francés, Pierre-Eugène-Félicien Peytier y Paul Michel Hossard, encargados de realizar los trabajos topográficos en la frontera con España.
Al contrario de lo que ocurriera en otras primeras ascensiones a las grandes cumbres pirenaicas, la de Peytier y Hossard al Balaitous no tuvo ningún propósito deportivo, ni deseos de gloria. Así, las anotaciones de sus andanzas por el “cervino pirenaico” quedaron ocultas durante más de 70 años, hasta que en 1898, el historiador y bibliófilo Henri Beraldi, localizó los documentos originales y dio a conocer la verdadera dimensión de aquella jornada. Un relato recogido en los cuadernos de campaña y en los informes del Service Géographique de l’Armée, elaborado en un tono estrictamente técnico, sin dramatismo, ni épica.
Primer intento: al Palas por error.
La primera tentativa de alcanzar la cima tuvo lugar un 16 de julio de 1825, desde el lago de Artouste. Como resultado, la primera ascensión documentada al “Castillo de los Moros” o “Cuje la Palas”, es decir, el actual Palas (2.974 m). Seguramente, la ascensión tuvo lugar por la cresta que cae al norte y que hoy recibe, casualmente, el nombre de “Arista de los geodésicos”.
Segunda tentativa.
Conscientes de su error, nuestros dos oficiales volverían a la carga al día siguiente, esta vez sí, al verdadero Balaitous. Conseguirían llegar hasta el comienzo de una arista que consideraron demasiado peligrosa. Muy probablemente se trataba de la arista Packe Russel (PD+), la segunda ruta abierta al Balaitous en 1865 por Charles Packe y Gaspard d’Arrens en la que fuera la cuarta ascensión absoluta a la montaña. Lo curioso, es que ellos creían estar ascendiendo a una cima virgen, sin embargo, al alcanzar la cima, encontraron los restos de la gran torreta de piedras que sus predecesores habían levantado 40 años antes.
A la tercera va la vencida.
Volviendo a nuestros protagonistas, descartada la arista Oeste, Peytier y Hossard se encaminaron al valle de Azún para realizar un nuevo intento. Ahora sí, un 6 de agosto de 1825, lograrían alcanzar su objetivo. En sus anotaciones de ese día aparece una breve reseña de la ruta seguida por las cabañas de Doumblas, el lago de Suyen, la cabaña de Tour de Larribet y el Plan de Larribet. Desde donde apuntan que aún restan cinco horas para alcanzar la cumbre y se encuentran pasos muy malos”. Sin más detalles.
De nuevo al Balaitous.
La historia no acaba aquí. Al año siguiente, el 25 de agosto de 1826, Peytier y Hossard regresaron al Balaitous acompañados de once hombres contratados en el valle. Su misión, cargar hasta la cima el pesado instrumental topográfico. Permanecieron en la cima 8 días, hasta que los víveres comenzaron a escasear. Fue durante esta expedición cuando levantaron la gran torreta de piedras, de exactamente, 3 metros y 42 centímetros, que acabaría siendo clave décadas después para reconstruir la historia.
El descenso fue dramático y todo el instrumental topográfico tuvo que ser abandonado en la cima, de modo que, el 10 de septiembre, Peytier y uno de sus ayudantes, regresaron por tercera vez, con el Balaitous nevado, para recoger todo el material. Una tercera ascensión que resultaría épica.
Pero, ¿por dónde subieron?
Durante mucho tiempo, el itinerario exacto seguido por los geodestas fue un misterio. Incluso se llegó a poner en duda que hubieran alcanzado realmente la cima. El Balaitous no es una montaña sencilla, ni entonces ni ahora. Todo cambió cuando, cuarenta años más tarde, Charles Packe localizó en la cumbre los restos de la torreta y parte del material abandonado. Pero seguía sin saberse qué ruta habían utilizado.
En 1890 aparecieron nuevos indicios, el testimonio de dos hombres cuyos padres habrían participado en la segunda ascensión, y que apuntaban hacia el glaciar de las Néous como la vía más probable.
La incógnita se mantuvo hasta 1898, cuando Henri Beraldi dio con los informes originales. Fue el punto de partida para una investigación más exhaustiva que motivo a que, en 1901, tres célebres figuras del pirineismo, Henri Brulle, René d’Astorg y Celestin Passet, se lanzaran a explorar cada rincón de la vertiente septentrional del Balaitous en busca de la ruta seguida por sus predecesores, 76 años atrás.
La ruta por el glaciar de las Néous fue descartada, desde donde subieron no era lógica ni lo habitual para la época, y menos en agosto. Después recorrieron todo el flanco norte, en busca de una brecha que aparecía en la reseñas, hasta un collado entre el “pequeño Balaitous” (una antecima) y el Balaitous. Demasiado difícil. Hicieron cima y de regreso a este collado fue cuando se presentó la solución, el paso clave, la vira Beraldi, bautizada así en honor de Henri Beraldi. La ruta que casi, con toda probabilidad, utilizaron sus predecesores y que concuerda con los datos más relevantes del informe, la brecha, los 20 minutos hasta la cima después de las dificultades…
Epílogo
La primera ascensión al Balaitous fue una gesta silenciosa, sin reconocimiento, ni crónicas en los periódicos de la época. Una hazaña de primer orden, sepultada en los archivos militares, ignorada incluso por los primeros pirineístas. Hoy, doscientos años más tarde, merece ser rescatada del olvido y reconocer a sus protagonistas.
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