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    El refugio ultraligero que cabe en tu bolsillo (y puede sacarte de un apuro)

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    Imagina esto: estás en una ruta de tres días, el cielo se oscurece de repente, y tu saco de dormir ligero ya no basta para combatir el viento helado. No llevas tienda. ¿Plan B? Un refugio improvisado con una manta térmica tubular de 240 gramos, una cuerda y lo que encuentres en el entorno. Suena a locura, pero es una técnica que está ganando adeptos entre los amantes del fast packing y la supervivencia. Analicemos cómo funciona y por qué podría ser tu mejor aliado en una emergencia.

    El kit básico: menos es más

    En el video analizamos como con con tres elementos clave puedes crear un refugio funcional:

    1. Manta térmica tubular: Reflectiva, impermeable y ultraligera (idealmente de 240 g).
    2. Cuerda de 3-4 mm y 6-8 metros: Preferiblemente de polietileno (como la Technora), resistente y ligera.
    3. Recursos naturales: Piedras, troncos o ramas para anclajes y ajustes.

    La magia está en la versatilidad: la manta sirve como aislante térmico, barrera contra la humedad y techo improvisado. Pero su eficacia depende de cómo la uses. Es el plan B ideal para quienes practican trekking o fastpacking en condiciones buenas… pero con la cabeza en su sitio.

    El montaje básico consiste en tensar una cuerda entre dos árboles y suspender la manta tubular sobre ella. Algo tan simple como eso. La ventaja de este diseño es que proporciona aislamiento tanto por arriba como por abajo —una solución importante cuando el frío o la humedad vienen del suelo.

    La estructura puede completarse cerrando uno de los extremos para protegerse del viento o la lluvia, usando piedras y cintas si no quieres complicarte.

    Montaje paso a paso: Refugio Tubular

    El vídeo muestra dos configuraciones clave:

    • Preparación del terreno: Lo primero es acondicionar bien la zona donde vas a dormir. Retira ramas y piedras. Es un paso básico, pero te aseguro que puedes pasar una noche de olvidar por saltarte este paso.
    • Aísla el suelo: Coloca hojas secas, musgo o una esterilla de foam bajo tu cuerpo (el 40% del calor se pierde por conducción con el suelo).
    • Ancla entre árboles: Usa la cuerda para crear una línea horizontal entre dos troncos, a 1-1.5 m de altura.
    • Nudos esenciales:
      • Prusik: Para ajustar la tensión sin deslizamientos (bloquea bajo carga, pero se desliza cuando se suelta).
      • Doble alondra: Para asegurar los extremos de la cuerda.
    • Abre la manta: Con piedras o troncos en las esquinas, crea un perfil tipo «A» para maximizar el espacio. También puedes anclar esos extremos con estaquillas.
    • Cierra un extremo: Usa piedras envueltas en la manta para bloquear el viento o la lluvia lateral.

    Apunte: Puedes entrar directamente en el tubo, usarlo como tienda abierta o cerrarlo parcialmente. Y si eres como yo (1,85m), cuidado con el espacio: no todos estos modelos están pensados para cuerpos largos.

    Errores que puedes cometer (y cómo evitarlos)

    • Mala orientación: Si el viento entra por el lado abierto, el refugio se vuelve un congelador. Solución: Usa una brújula o apps como Windy para predecir la dirección del viento.
    • Aislamiento insuficiente: En mi primera vez, olvidé una esterilla y pasé la noche tiritando. Consejo: Incluso una capa de periódico bajo la manta ayuda.
    • Huella ambiental: Evita dañar la vegetación. Jason usa piedras sueltas, no cava zanjas.

    ¿Para qué escenarios sirve realmente? ¿Es útil o solo postureo?

    Para mí, esto no es solo un “truco de supervivencia”. Es una solución real y práctica para rutas de entre uno y tres días en condiciones previsibles. No sustituye a una tienda si vas a zonas expuestas o con climatología adversa, pero sí te puede sacar de un apuro si querías dormir a cielo abierto y, de repente, el tiempo cambia.

    Y sobre todo, me gusta lo que deja entrever: no se trata solo del equipo que llevamos, sino de cómo lo usamos. Con conocimiento y un poco de imaginación, 240g pueden marcar la diferencia.

    Dato técnico: Una manta térmica refleja hasta el 90% del calor corporal, pero su eficacia cae si hay contacto directo con el cuerpo (por eso el espacio de aire en modo tienda es clave).

    Resumiendo: este sistema no reemplaza una tienda de campaña en invierno, pero es ideal para:

    • Emergencias: Tormentas repentinas o equipaje perdido.
    • Sac à dos rapide en verano: Rutas de 2-3 días con pronóstico estable.
    • Refugio secundario: Como complemento a un saco de dormir ligero.

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