Pasos fundamentales para tener a punto el material de esquí de montaña
Los meses de invierno y parte de la primavera, el material de esquí suele sufrir un considerable desgaste por la continua actividad al que se ven sometidos. Sin embargo, una vez que la temporada acaba, es habitual dejarlos en el garaje o sótano abandonados hasta el próximo año. No obstante los materiales de los esquís y botas se desgastan,y requieren una revisión antes de volver a utilizarlas. A continuación, te informaremos sobre los consejos más básicos para realizar la mejor puesta a punto de los esquís, y poder disfrutar de ellos con total seguridad. Los cuidados y reparaciones que se deben hacer no requieren grandes conocimientos, aunque si no estás seguro de estar haciéndolo bien, es recomendable pedir ayuda a algún experto en la materia.
Revisar las fijaciones
En primer lugar, es necesario asegurar que las fijaciones del esquí se fijan bien con la bota. Basta con calzarse la bota, y fijarla en el esquí. Si tras unos movimientos la bota no sale de su sitio es síntoma de que las fijaciones están en buen estado. Si el resultado es el opuesto, es obligatorio cambiarlos, ya que la pérdida de un esquí mientras esquías puede suponer un grave problema.
Reparar las ralladuras
La reparación de los esquís comienza por la reparación de la suela. Es muy común tener ralladuras en la suela por culpa de roces con piedras u otros elementos. Para su correcta reparación es necesario el cofix, que es una especie de cuerda de plástico. Con la ayuda de un mechero se calienta un extremo del cofix, y se echan gotas encima de la ralladura, para así cubrir el agujero. Es conveniente no echar gotas encima de otras, y expandirla por toda la superficie de la ralladura Una vez que la cera se seque, con una espátula metálica conviene retirar el exceso que quede. Así la suela quedará plana, y deslizará mejor en la nieve.
Limar los cantos
Los cantos de los esquís, es decir las esquinas, están expuestas a golpes y roces contra las piedras durante la práctica del esquí. Para dejarlas lisas es necesario hacer uso de un lima, una pinza y de un ángulo. La lima suavizará todos los roces que tengan los cantos. Sin embargo, es muy complicado limar toda la superficie, a ojo, en un ángulo de 90 grados. Es por eso que nos ayudaremos con el ángulo y la pinza. Sujetaremos con la pinza la lima contra el ángulo y realizaremos pasadas constantes para limar de la misma manera toda la superficie de los cantos. Tras realizar varias pasadas conviene pasar un papel o un trapo para quitar todas las virutas que se hayan formado.
Limpiar las suelas
Con el objetivo de limpiar todas las impurezas que tenga la suela, haremos uso de un disolvente especial que no seque la suela del esquí. Aplicaremos este disolvente a un trapo y repasaremos con cuidado la suela. Así limpiaremos todas las virutas que hayan podido quedar, los restos de pieles de foca utilizados y los restos del agua sucia de la nieve. Una vez limpiada la suela, el esquí estará preparado para el siguiente paso.
Encerar los esquís
Con la ayuda de una plancha y una cera especial para esquís, procederemos a encerar las mismas. Existen distintos tipos de ceras que se derriten con mayor o menor temperatura. Cuando la plancha esté lo suficientemente caliente y la cera empiece a gotear, aplicaremos las gotas de cera en toda la suela del esquí, pero sin exagerar. Con la plancha, cubriremos poco a poco toda la suela para hacer una capa homogénea en toda la superficie. Sin embargo, no conviene dejar demasiado tiempo la plancha en contacto con la suela, porque ésta puede sobrecalentarse. Una vez aplicada la cera, hay que dejar que el esquí se enfríe. Cuando apoyemos la mano en la parte superior del esquí, la opuesta a la suela, y notemos que ya ha bajado la temperatura pasaremos a rascar la suela. Con la ayuda de una rasqueta de plástico rascaremos la suela para así quitar el exceso de cera que tenga. Es conveniente que la rasqueta esté bien afilada, y que las pasadas sean firmes para que el acabado sea el esperado. Cuanto mejor esté encerado el esquí, mejor se adhieren las pieles de foca a la suela caso de los esquís de travesía—, y mayor es la seguridad.
Revisar los bastones
Con los esquís ya preparados, es necesario revisar otros elementos que nos servirán durante nuestra actividad. Los bastones son esenciales para esquiar, por lo que comprobar su buen estado y buen funcionamiento es básico. Hay que fijarse en la punta para asegurarse de que no esté rota, ya que puede romperse con cierta facilidad al golpear alguna piedra. También hay que mirar que la roseta no tenga ninguna grieta, porque si la tuviera, podría romperse al cabo de poco tiempo de empezar.
Revisar las pieles de foca
Por último, es necesario revisar el estado de las pieles de foca. El buen estado de la piel de foca es de primera necesidad, ya que la seguridad e integridad física están en juego. Si ves que tus pieles están ya decoloradas y desgastadas no dudes en cambiarlas. La nieve se pega más difícilmente en una piel nueva, por lo que es mucho más seguro. Por otra parte, hay que asegurarse de que el anclaje de la piel esté correctamente. Además, hay que encerar la piel de foca. Con una pastilla de cera hay que frotar toda la parte que estará en contacto con la nieve. Hay que frotar siempre en el mismo sentido que están los pelos.
Siguiendo estos consejos antes de comenzar tu temporada de esquí, tu actividad se convertirá más segura, y no tendrás que lamentarte después. Sin embargo, recuerda que la revisión de los materiales tiene que ser constante, y no hay que limitarse a hacerla una vez al año. Recuerda que prevenir es mejor que curar.