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    Del trail al asfalto (y vuelta): cómo una media maratón puede mejorar tu rendimiento en montaña

    Del trail al alfalto y vuelta

    Pirineos y montaña 📩

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    Durante años caí en la trampa: pensar que el asfalto era territorio enemigo. Yo soy muy de montaña, ya sabes. Como si cruzar la línea blanca del arcén, pisar esa superficie asfaltada, fuera traicionar mi pasión por el monte. Pero cuando llega el frío invierno, esa lluvia que te hace quedarte en casa… , es entonces cuando puedes salir a otro terreno, entrenar, y claro que sí, apuntarte a una media maratón para mantener la tensión y un reto cercano. Por curiosidad. Por inercia. Por no perder el pulso. Esto puede cambiarte la forma de entrenar para siempre.

    Porque una media maratón —ese clásico de 21,097 km, ese test intermedio entre velocidad y resistencia— puede convertirse en una herramienta potentísima para cualquier trail runner que quiera rendir mejor, no solo en los llanos, también en las cimas.

    Correr en asfalto para rendir mejor en montaña. Por qué incluir una media maratón en tu temporada

    Lo bonito del trail es lo imprevisible: cada carrera es distinta, cada sendero cambia según la lluvia, el viento, el desnivel o el humor de las marmotas. Pero entre tanta variabilidad, hay algo que siempre cuenta: tu motor.

    Y el asfalto, ese enemigo imaginario, te permite afinarlo como un metrónomo. Te obliga a mantener un ritmo, a sostener una zancada eficiente, a escuchar tu cuerpo sin distracciones.

    Muchos corredores de trail incluyen una media maratón como parte de su preparación invernal para mantener el ritmo y trabajar la velocidad base. Lo hacen por varias razones, pero aquí van tres que tienen todo el sentido del mundo:

    1. Construyes una base aeróbica sólida

    En invierno, cuando las grandes carreras de montaña descansan, el cuerpo pide volumen. Es el momento de volver a los básicos: rodajes largos a ritmos conversacionales, trabajo de fuerza sin prisa pero sin pausa, y alguna sesión que te recuerde que aún puedes correr con chispa. Y ahí es donde entra la media maratón: un reto que exige constancia, economía y cabeza. Correr 21 kilómetros en asfalto, sin cambios de ritmo ni excusas topográficas, es una lección de humildad. Es como ponerle ladrillos a tu casa sin que se te venga abajo en la primera bajada técnica, como reforzar los cimientos para que luego puedas jugar en las alturas sin miedo.

    2. Aumentas tu velocidad crítica

    No hace falta ser rápido para correr ultras, pero ayuda. Tener una buena velocidad crítica no significa que vayas a volar en un kilómetro vertical, pero sí que vas a ahorrar energía en cada falso llano, cada pista forestal, cada tramo donde puedes correr de verdad. Subir tu techo fisiológico hace que cualquier ritmo por debajo se vuelva más fácil, más sostenible. Y la media maratón es perfecta para trabajar justo en ese umbral donde el cuerpo se pone serio, donde todo empieza a arder pero aún puedes mantener el control. Es ese filo donde se entrenan los buenos corredores, los que no solo resisten, sino que avanzan con convicción.

    3. Entrenas la cabeza, no solo las piernas

    En trail, el entorno manda. En asfalto, mandas tú. No hay rocas que te frenen ni cuestas que te obliguen a caminar. Solo tú, el reloj y la recta infinita. Y eso también tiene su punto. Es una forma brutalmente honesta de enfrentarte a tu propio ritmo, a tu capacidad de sostener el esfuerzo cuando nadie te está mirando, cuando no puedes esconderte tras el paisaje. Correr una media te obliga a estar presente, a negociar con cada kilómetro, a medirte sin filtros. Es un pulso contigo mismo que vale más que muchos desniveles porque no hay excusas: lo que das, es lo que eres.

    Cómo encajar el asfalto en tu calendario trail

    La clave está en no verlo como una traición, sino como una herramienta complementaria. 

    No se trata de convertirte en runner de asfalto. Se trata de ser un mejor corredor de montaña. De volver al sendero con una zancada más eficiente, un fondo más profundo, una cabeza más centrada.

    Porque cuando subes una pala interminable en el km 42 de una ultra, lo que cuenta no es si venías de asfalto o de roca. Es si has entrenado bien. Si tu motor aguanta. Si tu cuerpo ha sido retado desde distintos ángulos. Y ahí, la media maratón puede marcar la diferencia.

    Este esquema te puede servir si tu corazón está en la montaña, pero no te importa pisar lo urbano de vez en cuando:

    Invierno (diciembre a marzo): construcción + media maratón

    • Volumen, gimnasio, cuestas controladas.
    • Apunta una media para febrero o marzo. Llana, rápida, bien organizada.

    Primavera (abril a junio): trail medio + técnica

    • Carreras de 20-30 km, primeros desniveles.
    • Vuelves al monte con ritmo y chispa.

    Verano (julio a septiembre): altura + largas distancias

    • Las grandes travesías, los retos personales, las ultras.

    Otoño (octubre-noviembre): pausa activa + test opcional

    • Otra media, si te apetece, sin presión. O descanso, si el cuerpo lo pide.

    ¡No te pierdas ninguna aventura en los Pirineos!

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