¿El octavo continente? La preocupante Isla de Basura del Pacífico
La Isla de Basura del Pacífico es una enorme isla flotante de plástico, de más o menos 3 veces el tamaño de Francia y que, además, está creciendo a una velocidad preocupante.
Se trata de una gran colección de residuos marinos acumulados en el Océano Pacífico Norte. Estos escombros son basura que termina en el océano, los mares y otras grandes masas de agua como ríos o lagos.
Para muchos estudiosos del asunto, más que una Isla, algo físico, es más una mancha, un conjunto de deshechos acumulados en el agua que, además, están a varias profundidades.
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Esta enorme isla flotante de plástico está entre California y Hawai contiene al menos 79.000 toneladas de plástico desechado cubriendo un área de alrededor de 1,6 millones de kilómetros cuadrados en total.
En realidad, nadie sabe cuántos escombros componen el Gran Parche de Basura del Pacífico. Además, como no toda la basura flota en la superficie, hace que todavía sea más imposible que se pueda acabar con ella. Como los escombros más densos pueden hundirse centímetros o incluso varios metros bajo la superficie, hacen que el área del vórtice sea casi imposible de medir.
¿De dónde ha salido toda esta basura?
Se cree que el 80 por ciento del plástico en el océano proviene de fuentes terrestres, y el 20 por ciento restante de barcos y otras fuentes marinas. Sin embargo, estos porcentajes varían según la zona.
Un estudio reciente descubrió que las redes de pesca sintéticas constituían casi la mitad de la masa del Gran Parche de Basura del Pacífico, debido en gran parte a la dinámica de las corrientes oceánicas y al aumento de la actividad pesquera en el Océano Pacífico.
Es cierto que muchos tipos diferentes de basura entran en el océano, pero los plásticos constituyen la mayoría de los desechos marinos por dos razones. En primer lugar, la durabilidad, el bajo coste y la maleabilidad del plástico hacen que se utilice cada vez más en productos de consumo e industriales.
En segundo lugar, los productos plásticos no se biodegradan, sino que se descomponen en piezas más pequeñas.
En el océano, el sol descompone estos plásticos en trozos cada vez más pequeños, un proceso conocido como fotodegradación. La mayoría de estos desechos provienen de bolsas de plástico, tapas de botellas, botellas de agua de plástico y vasos fabricados con espuma de poliestireno.
Un peligro medioambiental que afecta a todos
Los desechos que van a parar al mar son tremendamente dañinos para la vida marina. Por ejemplo, las tortugas bobas a menudo confunden las bolsas de plástico con medusas, su comida favorita. Los albatros confunden los gránulos de resina plástica con huevos de peces y con ellos alimentan a los polluelos, que mueren de hambre o de rotura de órganos.
Las focas y otros mamíferos marinos están especialmente en riesgo. Al dejar redes de pesca de plástico abandonadas, desechadas en gran parte debido a las inclemencias del tiempo y a la pesca ilegal, estos quedan atrapados. Las focas y otros mamíferos a menudo se ahogan en estas redes olvidadas, un fenómeno conocido como «pesca fantasma».
Los desechos marinos también pueden alterar las cadenas alimentarias marinas en el Pacífico Norte. A medida que los microplásticos y otros desechos se acumulan en la superficie del océano o cerca de ella, impiden que la luz solar llegue al plancton y las algas que hay debajo.
Las algas y el plancton son los autótrofos más comunes, o productores, en la red alimentaria marina. Los autótrofos son organismos que pueden producir sus propios nutrientes a partir del carbono y la luz solar.
Si las comunidades de algas y plancton están amenazadas, toda la red alimentaria puede sufrir cambios.
Los animales que se alimentan de algas y plancton, como los peces y las tortugas, tendrán menos comida. Si las poblaciones de esos animales disminuyen, habrá menos alimento para los depredadores del otro extremo como el atún, los tiburones y las ballenas.
Con el tiempo y a nivel material, esto provoca para los humanos, entre otras muchas cosas, que el marisco se hace menos disponible y más caro en las tiendas.
Pero estos peligros se ven agravados por el hecho de que los plásticos se filtran y absorben contaminantes nocivos.
A medida que los plásticos se descomponen por foto-degradación, se filtran colorantes y productos químicos, como el bisfenol A (BPA), que se han vinculado a problemas ambientales y de salud. Además, los plásticos también pueden absorber contaminantes, como los PCB, del agua de mar. Y estos químicos pueden entrar en nuestra cadena alimenticia cuando son consumidos por la vida marina.
¿Tiene solución la Isla de Basura del Pacífico?
Debido a que la Gran Isla de Basura del Pacífico está tan lejos de la costa de cualquier país, ninguna nación se responsabiliza o parece estar cerca de proporcionar los fondos para limpiar este desastre. Charles Moore es el hombre que descubrió el vórtice, y dice que limpiar el parche de basura «llevaría a la bancarrota a cualquier país» que lo intentara. Menudos augurios.
Por suerte, muchas personas y organizaciones internacionales se dedican a evitar que el parche de basura del Pacífico siga creciendo.
Pero limpiar los desechos marinos no es tan fácil como parece. Muchos microplásticos son del mismo tamaño que los pequeños animales marinos, por lo que las redes diseñadas para recoger la basura también atraparían a estas criaturas.
Incluso si se pudieran diseñar redes que sólo atraparan basura, el tamaño de los océanos hace que este trabajo requiera demasiado tiempo para considerarlo.
El Programa de Desechos Marinos de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera ha estimado que 67 barcos tardarían un año para limpiar menos del uno por ciento de la basura que hay en el Océano Pacífico Norte.
Muchas expediciones han viajado a través de la Isla de Basura del Pacífico. Charles Moore, quien descubrió el parche en 1997, sigue concienciando a través de su propia organización medioambiental, la Fundación de Investigación Marina Algalita.
Durante una expedición en 2014, Moore y su equipo utilizaron aviones teledirigidos, para evaluar desde arriba la extensión de la basura de abajo. Los aviones no tripulados determinaron que hay 100 veces más plástico en peso que el que se había medido anteriormente.
Todo este plástico flotante de la Gran Isla de Basura del Pacífico inspiró al explorador de National Geographic, David de Rothschild, y a su equipo de Adventure Ecology a crear un gran catamarán hecho de botellas de plástico: el Plastiki.
El Plastiki mostró la fuerza y la durabilidad de los plásticos, las formas creativas en que pueden ser reutilizados, y la amenaza que representan para el medio ambiente cuando no se descomponen.
En 2010, la tripulación navegó con éxito el Plastiki desde San Francisco, California, a Sydney, Australia.
Los científicos y los exploradores están de acuerdo en que limitar o eliminar el uso de plásticos desechables y aumentar el uso de recursos biodegradables será la mejor manera de limpiar el Gran Parche de Basura del Pacífico.
Hay organizaciones como la Coalición contra la Contaminación del Plástico y la Fundación Océanos de Plástico que están utilizando las redes sociales y otras acciones directas para apoyar a los individuos, fabricantes y empresas en su transición de los plásticos tóxicos y desechables a los materiales biodegradables o reutilizables.