Biografías inspiradoras: Anne Lister, la primera al Vignemale
Hablar de la primera ascensión oficial a la Pique Longue (7 de agosto de 1838), Comachibosa en aragonés, es hablar de Lady Lister, del Príncipe de la Moskowa y del papel que jugaron los guías en esta controvertida primera ascensión, en especial de Henri Cazaux y de Jean-Pierre Charles.
La disputa por ver quien se apuntaba la primera al Vignemale fue tal que tuvo que resolverse con la intervención de un abogado de Lourdes (Sr. Latapie), mediante un escrito que los guías Cazaux, Charles y Pierre, firmarian en una posada de Gèdre en presencia de varios testigos.
La historia que envuelve estos acontecimientos, entre el 5 y el 18 de agosto de 1838, constituye uno de los episodios históricos más famosos del pirineismo, y que hemos podido conocer gracias al diario de Anne Lister.
La traducción al castellano del documento original relativo a la ascensión al Vignemale, lo podéis encontrar en el libro “Cumbres Pirenaicas” de Claude Dendaletxe, publicado por Sua Edizioak en 2.002. Más recientemente (2.019), se han publicado también sus diarios: “Caballero Jack. Los diarios de Anne Lister” e incluso una serie de su vida: «Gentleman Jack», disponible en HBO.
Se trata de una historia que permaneció tapada durante mucho tiempo. Tal vez por ser mujer, tal vez por ser extranjera, o tal vez porque el Principe de la Moskowa se ocupó de tomarle la delantera en lo que se refiere a la parte mediática de la ascensión al Vignemale. Sea como fuere, la historia de Anne quedó en el olvido hasta los años 1967-1969, cuando la investigadora Luc Maury descubrió los manuscritos de Anne Lister y decidió investigarlos.
Aclaración importante:
En las siguientes líneas repasamos la historia de la que está considerada como la primera ascensión al Vignemale, sin embargo, de una forma más que probable, los verdaderos primeros ascensionistas no fueron ni la señorita Anne Lister, ni el Principe de la Moskowa. ¿Qué quienes fueron los primeros? Guías, cazadores, pastores… La respuesta, al final de esta historia.
Anne Lister
Nuestra protagonista, la señorita Anne Lister (1.791-1840) fue una mujer nacida en Shibden Hall (Condado de Yorkshire, Inglaterra) que vivió junto a sus tíos, de los cuales heredó una gran fortuna en 1.826. Contrariamente a lo que hubiese sido normal para la época, Anne, una mujer rica, no se limitó a mantener una vida acomodada, de hecho, no soportaba la hipocresía de esa clase de eventos sociales a los que se veía obligada a asistir; y se convirtió en una mujer de negocios acostumbrada a tomar decisiones. Una mujer con recursos económicos, llena de inquietudas, dispuesta a viajar y a perseguir sus sueños.
Así, realizó numerosos viajes por Europa y en 1827, organizó una expedición para ascender al Mont-Blanc. De haberse llevado a cabo, podría haberse convertido en la primera mujer en hollar su cumbre, pero el invierno ya estaba encima y tuvo que desisitir. Sin embargo, tres años más tarde, en 1830, consigue la primera ascensión femenina conocida al Monte Perdido y en 1838, la primera absoluta al Vignemale.
Por otra parte, no podemos pasar por alto que Anne era una mujer lesbiana, considerada por muchos como “la primera lesbiana moderna” y que por ello, padeció acoso. Entre sus diarios, una parte muy importante está dedicada a sus relaciones amorosas. Una parte que escribió cifrada en una combinación de algebra y griego antiguo. Ann Walker, la mujer que acompañaría a Anne Lister en este viaje al Vignemale, fue su gran amor, a quien legó su fortuna. Por desgracia, la familia Lister arrebató a Ann Walker toda la herencia y esta acabo muriendo años después en un asilo, siendo considerada una demente.
La ascensión de Lady Lister al Vignemale (7 de agosto de 1.838).
El día 5 de agosto amanece nublado en la cabaña de Saoussat-Debat, en el valle de Ossoue, a 2 horas a caballo de Gavarnie. Ann Walker no parece encontrarse bien y al mediodia, el tiempo continúa sin mejorar. Con esto, Anne Lister decide volver junto con Ann Walker a Gèdre y hacerle llegar sus instrucciones al guía local (Cazaux), para que acuda a la cabaña en cuanto el tiempo mejore. Cazaux es la persona que mejor conoce el terreno y tiene la clave para ascender al Vignemale.
El día siguiente (6 de agosto) vuelve a salir nublado, sin embargo, llega una noticia que lo cambia todo. Charles, el guía más experimentado de los que acompañarán a Anne al Vignemale, le cuenta que el Principe de la Moskowa ha contratado a Cazaux para partir hacia la cima del Vignemale el jueves (día 9). La señorita Lister siempre había dicho que no hacía esto por alcanzar la gloria, sino por placer, pero la noticia de que el principe se le adelante parece inquietarle. De esta forma, toma la rápida decisión de regresar ese mismo día a la cabaña junto a sus guías Charles y Pierre, donde se reunirá junto a Cazaux y el cuñado de Charles, quien traerá de vuelta a los caballos al día siguiente. Esa noche la pasarán los 5 en la cabaña, junto a otros 5 pastores más.
A las dos de la mañana del día 7, sin haber dormido, se levantan para continuar a caballo durante otras dos horas más hacia el Vignemale. Las dificultades comienzan hacia las 7 de la mañana y durante las horas siguientes tienen que colocarse y quitarse los crampones en varios ocasiones. El tiempo había sido despejado durante toda la subida, pero al llegar arriba, a eso de las doce menos veinte, las nubes les rodean. La cima la alcanzan a eso de la una, de nuevo con sol, y para dejar constancia de su ascensión construyen una columna de piedras en cuyo interior dejan una botella con sus nombres escritos (Anne Lister, Jean-Pierre Charles, Jean-Pierre Sanjou y Henri Cazoux).
El descenso es agotador y hasta las 8 de la tarde no consiguen alcanzar de nuevo la cabaña de Soussat-Debat.
Durante los días siguientes, Anne continúa con su viaje por España que le llevaría a Bujaruelo, Torla o Jaca, para estar de vuelta en Saint-Sauveur el 14 de agosto. En ese tiempo, el Principe de la Moskowa logra alcanzar junto a su hermano, Cazaux y cuatro guías más la cumbre del Vignemale. El 11 de agosto, cuatro días mas tarde que Anne.
Anne se encuentra el 14 de agosto paseando por Saint-Sauveur cuando Charles le cuenta que Cazaux ha engañado al Principe, haciéndole creer que ni ella ni el, han alcanzado la cumbre, aunque si los demás guías. Su intención, sin duda, había sido la de pedir al Principe de la Moskowa el precio de una primera ascensión (fíjese que en estos tiempos, las ascensiones de guías, pastores y demás, no contaban).
El resto de esta historia se vuelve un poco farragosa. El principe había sido engañado y este no quería reconocerlo. Al final, este termina por aceptar los hechos y todo se soluciona en favor de Lady Lister con un escrito firmado en la posada de Gèdre en el que el guía Cazaux se retracta. La traducción de este certificado la hemos extraído del libro “Cumbres Pirenaicas” de Claude Dendaleche publicado por Sua en 2002. Dice así:
El que suscribe, Henri Cazaux, con domicilio en Gèdre, declara en honor a la verdad que el día siete del mes de agosto, serví de guía a la señora Ann Lister de Shibden Hall para la ascensión que realizó dicho día. Llevaba consigo dos guías más que había contratado en Luz, Jean-Pierre Charles y Jean-Pierre Sanjou.
Certifico que todos juntos llegamos a la punta más alta del Vignemale y que, que yo sepa, ninguna otra persona ha subido nunca tan alto. Como prueba de la ascensión, se erigió una especie de columna de piedras en el centro de la cual colocamos una botella que contenía un papel en que la señora Lister escribió en fecha de siete de agosto, su nombre y el nombre de sus guías, esta prueba material permanecerá durante mucho tiempo si ningún viajero tan intrépido como la señora Lister no destruye este pequeño monumento.
En testimonio de lo cual, expido el presente certificado en Gèdre, a 17 de agosto de 1838.
Firmado en presencia de: Cazaux Henri, Alambon, Jean Pierre Charles y Jean Pierre Sanjou, los abajo firmantes, certifican la autenticidad de los hechos relatados en la anterior declaración.
Dado en Luz, a 17 de agosto de 1838.
Charles…
En ese momento, Lister pagó a Cazaux y añadió 5 francos para que se asegurase de que nadie destruyese la botella ni de que nadie construyese una columna más alta.
Historias paralelas:
Tirando del hilo, en el libro “La Conquista del Pirineo” de Marcos Feliú, también publicado por Sua, encontramos nuevos hechos de la misma historia. Al parecer, un año antes, unos bañistas en Saint-Sauveur habían encargado a Cazaux que encontrase una ruta para ascender al Vignemale, prometiéndole una cuantiosa recompensa.
De este viaje, Cazaux escribe este relato que extraemos del libro de Feliú, ya traducido al castellano:
“Había sido encargado por un viajero de buscar un camino para llegar a la cumbre de la montaña y tenía la promesa de una buena recompensa si llegaba. Durante más de ocho días, recorrí con mi cuñado Bernard Guillembert las nieves, las rocas, los glaciares sin poderme acercar a esta maldita cima. Pero el 8 de octubre, una hora después del mediodía, nos encontrábamos sobre el gran glaciar que mira al Valle de Ossoue. El suelo nos falló de repente y caímos los dos en una profunda grieta, quedamos con el cuerpo magullado y privados algún tiempo de sentido. Nos levantamos y arrastrándonos, seguimos el fondo de la grieta. Después de haber errado largo tiempo por el laberinto de sus cavidades, encontramos una especie de chimenea, por la que nos elevamos poco a poco, sirviéndonos de nuestros crampones. Al fin tuvimos la dicha de volver sobre el glaciar y nos hallamos a la caída del día sobre una llanura de nieve flanqueada por cuatro picos de parecida altura. Al cabo de una hora, alcanzamos el pico más elevado del Vignemale. Estuvimos obligados a dormir sobre la montaña y al día siguiente, tuvimos la suerte de encontrar por el lado de Cerbillona, en España, un camino fácil. No pudimos conducir a nuestro extranjero que había entonces abandonado ya Saint-Sauveur”.
De todo lo anterior y teniendo en cuenta la facilidad con la que Cazaux llevó a sus clientes hasta la cima de la montaña, parece quedar demostrado que este habría alcanzado la cima del Vignemale junto a su cuñado Bernard Guillembert un año antes.
Los giros de guión no acaban aquí y más tarde, Luc Maury, la misma invesitgadora que descubrió los escritos de Anne Lister, hacía otro hallazgo interesante estudiando los carnets de estaciones geodésicas de Junker. Al parecer, Louis-Philippe Reinhard Junker, el oficial geógrafo encargado de los trabajos topográficos para delimitar la frontera con España durante los años sucesivos a 1785, así como por su parte Vicente de Heredia en el lado español, realizaron una completa serie de observaciones desde algunas de las cumbres más altas de los Pirineos. Según se desprende de estos hallazgos, el 2 de agosto de 1792 (46 años antes que Anne Lister), unos pastores desconocidos pudieron haber llegado a la cima del Vignemale y levantar una torreta.
La cosa no acaba aquí y por el lado español, pudo ocurrir algo muy parecido con el Monte Perdido en 1791. Parece bastante probable que ese año, el propio Vicente de Heredia visitase la cima, adelantándose a Ramond de Carbonnières 9 años. Algo que remueve la historia del pirineismo, pero esto ya es harina de otro costal.