6 planes de montaña para huir del calor este verano
El verano tiene algo especial en la montaña: la luz, el aire más puro y el calor se diluye en la altitud como la niebla al amanecer. Mientras las ciudades se cuecen a fuego lento entre asfalto y ruido, allá arriba la naturaleza te invita a moverte, a refrescarte y a reconectar. Y lo mejor: no necesitas ser un experto alpinista ni lanzarte a una expedición para disfrutarlo.
Este artículo reúne seis propuestas de montaña —más una extra, como propina— que combinan frescura, belleza y accesibilidad. Son rutas pensadas para familias activas, parejas con ganas de aventura sin agobios, y urbanitas que necesitan una escapada con oxígeno real. Y como el descanso también es parte del viaje, puedes consultar estos hoteles cerca de cada destino para completar la experiencia sin complicaciones.
Valle de Aguas Tuertas y el Ibón de Estanés (Pirineo Aragonés)
En la cabecera del valle de Hecho, el Valle de Aguas Tuertas parece un decorado de fantasía. Su forma, esculpida por el glaciar y las aguas, forma un corredor natural por donde serpentea el río Aragón Subordán. Es una ruta sencilla, ideal para familias o principiantes, donde lo más difícil será resistirse a hacer fotos en cada esquina.
Desde el final de la pista forestal en Guarrinza, en apenas una hora y media se alcanza el fondo del valle. Desde allí, puede continuarse hasta el Ibón de Estanés, un lago glaciar situado a 1.800 metros de altitud, con vistas al macizo de Aspe. Una combinación perfecta de pastos alpinos, agua cristalina y montañas majestuosas. Puedes buscar alojamiento en Jaca o Hecho para disfrutar del entorno con calma. Lugar alojamiento cercano: zona de Jaca.
Ibón de Plan o Basa de la Mora (Valle de Gistáin, Huesca)
Dicen que si bebes de sus aguas la noche de San Juan y tienes el corazón puro, verás aparecer a la Mora danzando sobre el lago. Leyendas aparte, el Ibón de Plan es uno de los enclaves más fotogénicos del Pirineo. Rodeado por un circo de cumbres afiladas, entre pinares y hayedos, ofrece una experiencia única sin requerir gran esfuerzo.
Se puede acceder desde la pista de Saravillo (si está abierta), y caminar una hora hasta el lago. Para quienes busquen un enfoque más activo y menos concurrido, el sendero desde Plan atraviesa bosques encantados en un recorrido algo más exigente. Para alojarse, los pueblos de Plan o San Juan de Plan son excelentes bases.
Valle de Ordesa hasta la Cola de Caballo (PN Ordesa y Monte Perdido, Huesca)
El Valle de Ordesa es un icono del senderismo peninsular. En verano, su microclima de altura, la sombra de los hayedos y el frescor del río Arazas hacen que sea un verdadero oasis frente al calor. Desde la Pradera de Ordesa, el sendero hasta la Cola de Caballo discurre entre cascadas, paredes verticales y bosques que parecen susurrar.
La ruta completa, de unos 17 km ida y vuelta, es asequible para senderistas con un mínimo de forma física. Si se desea acortar, las Gradas de Soaso ofrecen un punto intermedio con vistas espectaculares. Puedes alojarte en Torla o Bielsa y explorar el parque desde distintos accesos.
Ibones Azules desde Panticosa (Huesca)
Desde el balneario de Panticosa parte una de las rutas más clásicas del Pirineo aragonés. El camino asciende por el barranco de Argualas hacia los Ibones de Bachimaña, y desde allí, tras cruzar un paisaje de granito y alta montaña, se alcanzan los espectaculares Ibones Azules, a más de 2.400 metros.
La ruta requiere algo de forma física (desnivel de unos 900 m), pero no tiene pasos técnicos. La recompensa son lagos glaciares de un azul profundo, enmarcados por el macizo de los Infiernos. Ideal para senderistas con experiencia moderada. Puedes alojarte en el propio balneario de Panticosa o en Biescas.
Ruta del Cares (Picos de Europa)
La Ruta del Cares, entre Poncebos (Asturias) y Caín (León), es un clásico que sorprende incluso a quienes ya la conocen. Excavada en la roca, la senda recorre el desfiladero del río Cares durante 12 km que parecen sacados de una novela de aventuras. Aunque en verano hay cierta afluencia, la sombra de las paredes y la cercanía del agua hacen que se mantenga fresca.
No tiene apenas desnivel y se puede hacer en ambos sentidos o solo en uno, organizando transporte. El paisaje de gargantas, puentes y acantilados es inolvidable. Puedes alojarte en Arenas de Cabrales, Sotres o Caín, según el acceso elegido.
Vereda de la Estrella (Sierra Nevada, Granada)
Aunque pensamos en calor cuando hablamos de Andalucía, la Vereda de la Estrella es uno de los senderos más frescos y sombreados del sur peninsular. Parte desde Güéjar Sierra y sigue el valle del Genil por antiguos caminos mineros, entre castaños, nogales y chopos.
A lo largo del recorrido se descubren vistas del Mulhacén, la Alcazaba y el Veleta, sin necesidad de ganar gran altura. Es ideal para una jornada tranquila y refrescante, incluso en pleno agosto. Puedes alojarte en Granada ciudad o en el mismo Güéjar.
Puig Campana desde Finestrat (Alicante)
En la vertiente más salvaje del Mediterráneo, el Puig Campana se alza como una isla de piedra frente al mar. Desde Finestrat, la ruta asciende por su cara norte, más sombría, hasta alcanzar los 1.406 metros de altitud, con vistas a la costa y a las sierras del interior.
Aunque la subida final es exigente, el recorrido hasta la collada del Pouet ya ofrece una experiencia completa, con sombra parcial y brisa incluso en verano. Ideal para madrugadores que quieran coronar antes del calor. Puedes combinarlo con unos días de playa en la costa.
¡No te pierdas ninguna aventura en los Pirineos!