Sentirse a salvo
Continuamos con la publicación de los microrrelatos de la tercera edición del concurso: Relatos de Altura, os dejamos disfrutar con «Sentirse a salvo», de Daniela Belen Gonzalez.
Sentirse a salvo
·por Daniela Belen Gonzalez·
Caminamos entre bosques y truenos de glaciares, era casi mi primera experiencia en la montaña.
Faltaba poco para llegar, el paisaje era totalmente blanco. Mi cuerpo empezaba a sentir cansancio. Inesperadamente el clima cambió, el viento arrastraba nieve y lluvia. Sentí miedo ante lo desconocido, sabía que no podía volver, entonces, mire el punto fijo del refugio. No era yo quien siguió, era mi instinto de supervivencia.
Llegamos. El sitio indicaba “Refugio Otto Meiling, cerro Tronador, 1881 msnm, 1971”.
Entonces, entendí el significado de esa palabra; porque me sentí a salvo. Luego de cruzar esa puerta no había tormenta, me acariciaba un silencio caliente acogedor. Me di cuenta que Raúl también era mi refugio, porque él me hacía sentir así.
El fuego era el eco de nuestros silencios, silencios que gritaban tratando de entender que había más allá. Y esa llama, se parecía a mis ganas de alcanzar el cielo.