Las vías pecuarias: historia, usos y evolución
Las vías pecuarias son caminos tradicionales utilizados para el pastoreo y el desplazamiento del ganado desde tiempos ancestrales. Aparte de su utilidad en la trashumancia, también han servido para el comercio, la comunicación cuando no existían vehículos o recientemente actividades en la naturaleza, como el senderismo o el ciclismo. En España contamos con 125.000 km lineales de caminos, pero nos enfrentamos a una problemática para su conservación y protección. Vamos a conocerlas un poco más.
Orígenes de estos caminos ancestrales
Nos tenemos que remontar a la prehistoria, ya en el paleolítico nuestros ancestros se fijaron que los animales salvajes seguían rutas fijas en sus migraciones estacionales, para buscar pastos o mejores condiciones climáticas. A lo largo de estas «vías» los humanos buscaron refugios para pernoctar o cobijarse. Más tarde, al domesticar animales como la cabra, la oveja o la vaca, se repetía la misma problemática que tenían los rebaños salvajes: escasez de pastos en verano e inviernos fríos, con poca vegetación. Para solucionarlo, las poblaciones humanas se desplazaban con el ganado, por estos antiguos caminos naturales. Es el nacimiento de la trashumancia y se cree que también de la domesticación del lobo/perro para el guiaje y la custodia del ganado. Un poco más tarde, en la antigua Iberia, los pastores se encuentran con el problema de los «derechos de paso» e interacción con otras tribus iberas. Hay documentación que refleja transacciones comerciales y de libre circulación, entre tribus iberas, como los vacceos de la cuenca del Duero, los numantinos o los beribraces del interior valenciano. Estas primigenias vías pecuarias contaban con abrigos naturales, cursos fluviales para abastecerse de agua y con vados de paso, fuentes o abrevaderos, pasos accesibles en puertos montañosos…
Cuando los cartagineses comandados por Aníbal llegan a la costa ibera, utilizan a guías locales para desplazar de manera rápida a sus ejércitos por estas «vías trashumantes primigenias». Los romanos hacen lo mismo poco más tarde y también transitan por estos caminos. Algunos de estos caminos los pavimentan, transformándolos en calzadas romanas. Por estos caminos circulaban personas, animales y productos manufacturados, como la preciada lana bética entre el interior y la costa.
En 1273, Alfonso X, «El sabio», funda la Mesta. En este colectivo se aglutinan pastores de Castilla y León. Uno de los objetivos era establecer caminos delimitados para evitar interacciones negativas entre pastores y labradores que habían ocupado territorio reconquistado a los árabes. Durante los siguientes siglos la red de caminos ganaderos goza de una buena salud, hasta el siglo XIX. Aquí comienza la privatización del territorio, la pérdida de usos y la industrialización. El éxodo rural de los años 50, 60 y 70 crea un vacío de la memoria histórica y un abandono de muchos caminos.
Estado actual de las vías pecuarias
España es el único país del mundo con una red propia de caminos trashumantes o vías pecuarias. Los 125.000 km lineales ocupan unas 450.000 ha de superficie. Para hacernos una idea, el equivalente a la superficie que ocupa la provincia de Pontevedra, un poco más de la mitad de la superficie de Barcelona, o el 1% de todo el territorio nacional. Estos caminos son públicos y su gestión depende de las diferentes comunidades autónomas.
Las vías pecuarias se clasifican en función de su anchura:
- Cañadas: son las vías principales, con una amplitud de 75 metros
- Cordeles: segundas en anchura, de unos 37,5 metros
- Veredas: de 20 metros
- Coladas: de 4 metros
Estos nombres hacen referencia a los usados por la Corona de Castilla, pero en otros «reinos» los nombres variaban. En Andalucía encontramos las coladas, realengas o veredas de carne. En Murcia, azagadores, veredas o hilillos. En Aragón, cabañeras, ligallos, azagadores y pasos. En Cataluña, carrerades, lligallos o cabanes. Y en Navarra, cabañeras o ardibideak (camino de ovejas).
En las diferentes vías encontramos: descansaderos, abrevaderos o majadas para el cobijo y descanso del ganado y pastores. La situación actual de estos caminos, es preocupante, ya que se han perdido en torno al 40 % de estas vías a nivel nacional.
¿Cuáles son los motivos de esta pérdida de caminos?
Muchas veces la propia administración pública ha construido infraestructuras como carreteras, gasolineras, vertederos o escombreras sin tener en cuenta el uso de estos caminos. Un ejemplo concreto sería la construcción del embalse de Valmayor (Madrid) y la destrucción de parte de la cañada Real Galiana. Otras veces son los particulares con la construcción de viviendas ilegales (mismo ejemplo que antes, la cañada Real galiana), agricultura en los márgenes del camino que acaba por comerse la vía o fincas privadas o latifundistas que niegan la servidumbre de paso al estar dentro de su terreno acotado y vallado. También el crecimiento urbano o industrial con el «olvido» de estos caminos, escombreras o vertederos, cotos de caza…
Medidas de conservación de las vías
Las actuaciones para su mantenimiento pasan por su clasificación y redefinición del trazado actual sobre el terreno. Otra actuación importante es el deslinde, es decir, actuaciones legales para definir exactamente el recorrido real de los caminos. Tomando medidas como el desmantelamiento de ocupaciones ilegales o expropiación de terrenos que hayan ocupado los caminos. Amojonamiento o marcaje con mojones de los límites, que pueden ser carteles o balizas. Vigilancia por agentes forestales y educación ambiental, para dar a conocer estos caminos históricos al gran público.
Como suele pasar, si las administraciones públicas no se preocupan por el mantenimiento y defensa de estos caminos, los ciudadanos se organizan. Por este motivo nos encontramos con la Plataforma ibérica por los caminos públicos (PICP) los cuales organizan el «Día de las Vías Pecuarias 2024» con diferentes actos reivindicativos a nivel de todo el territorio español.
Vías pecuarias, no solo para la trashumancia
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los espacios naturales es el aislamiento, entre infraestructuras y poblaciones humanas. Esto conlleva una perdida de biodiversidad por endogamia, es decir, las poblaciones de fauna se quedan aisladas y con pocos individuos, poco a poco las poblaciones van degenerando genéticamente hasta extinguirse. (Si te interesa, puedes leer El bucardo, la cabra montés, extinguida de los Pirineos, extinguida, entre otros factores, por la endogamia causada por el aislamiento). Aquí es donde entran las «vías pecuarias» permitiendo la conectividad entre espacios naturales y actuando como corredores biológicos, permitiendo el flujo de animales salvajes. El propio paso del ganado permite también la dispersión de semillas, produciendo la conectividad y el intercambio genético entre la vegetación, sus excrementos sirven de abono, controlan el crecimiento de la vegetación y al disminuir el combustible vegetal, disminuyen el riesgo de incendio. Secundariamente, al controlar el crecimiento vegetal, limitan la expansión de conejos u otros animales que pueden transformarse en plagas. Y por si fuera poco, los cadáveres de algún animal muerto sirven de sustento a la población de carroñeros como buitres, zorros o lobos.
Acabamos de ver los beneficios para los ecosistemas, pero las personas también podemos disfrutar de esta red de caminos. Ya sea para el senderismo, el ciclismo o el uso de estos caminos para prácticas deportivas.