Cómo tratar y evitar congelaciones
Las bajas temperaturas del invierno pueden provocar daños en el exterior de nuestro cuerpo, el principal, la congelación de nuestros músculos y piel. Durante la época invernal, sobre todo para aquellos que realizan actividades físicas en el exterior, por ejemplo, en la montaña, las bajas temperaturas y sus consecuencias son un reto al que hay que enfrentarse cada temporada para evitar y también para prevenir posibles congelaciones.
En este artículo vamos a profundizar sobre qué son las lesiones de congelación, cuáles son sus causas, cómo puede afectar en nuestro cuerpo y también aportaremos una serie de consejos sobre cómo tratar y evitar las congelaciones. Puedes aplicar los consejos en tu día a día, te facilitarán la vida a la hora de realizar actividades físicas en el exterior, especialmente en climas complicados como el de la montaña o bosques, durante la época invernal.
Una historia de congelaciones que no dejó a nadie indiferente
Antes de entrar en detalle sobre los aspectos de carácter más biológico sobre la congelación, no podemos olvidarnos de mencionar la experiencia del aventurero y explorador británico Sir Ranulph Fiennes. Fue el protagonista de una historia de superación que consiguió cautivar al mundo entero en el año 2000 y que sentó las bases de la congelación como una sobrexposición de la piel al frío extremo probando lesiones dolorosas y debilitantes en el ser humano.
El británico se encontraba en una exploración de camino al Polo Norte cuando, mientras estaba sobre una plataforma de hielo, sus trineos, donde portaba muchos suministros, cayeron a través del hielo. Fiennes consiguió, gracias a un gran hazaña, sacar los trineos por sí mismo del hielo.
Salió con vida del accidente pero no quedó ileso. De vuelta a Inglaterra, los médicos que lo atendieron percibieron que la punta de sus dedos estaban ennegrecidas por una severa congelación. Su médico de confianza la insistió a Fiennes que debían esperar a que el dolor disminuyera para realizar un tratamiento, sin embargo, el explorador optó por un tratamiento extremo.
Ante lo que, según él, era un dolor agónico como el que nunca había sufrido, lo que hizo fue dirigirse hasta su cobertizo, cogió una sierra y fue amputándose todos sus dedos congelados y muertos uno por uno. Es una historia que ha sido muy cuestionada desde el año 2000 pero, en definitiva, se trata de una auténtica historia de congelación donde el mundo entero pudo comprobar las posibles consecuencias de la exposición de nuestro cuerpo al frío extremo.
¿Qué es la congelación?
El proceso de congelación ocurre cuando las temperaturas extremadamente frías hacen que el tejido de la piel del ser humano se congele. A modo de escudo de defensa, para preservarse, nuestro cuerpo deja de circular sangre a las partes congeladas que considera como “desechables”.
De esta manera, se forman cristales de hielo, se coagulan los vasos sanguíneos y sobreviene finalmente la muerte de tejido.
Identificar la congelación
Inicialmente la piel que se vuelve pálida o roja a modo de indicador de que algo va mal, un indicador de peligro. En los primeros momentos de congelación, la piel pálida y roja se siente como entumecida o “espinosa”. Las personas que lo sufren sienten cierta sensación de ardor a medida que la sangre caliente fluye en dirección a la piel pellizcada. En esta primera etapa, el daño nunca es permanente en el ser humano.
La congelación, que al principio es superficial, lo que hace es que la piel congelada se vuelva pálida, fría y entumecida. El tejido puede sentirse caliente pero al tacto está frío. Es por esto que el recalentamiento posterior causará dolor, hinchazón, escozor y puede que provoque ampollas.
Dónde se encuentra
Generalmente, la congelación afecta a las partes del cuerpo que más están expuestas a las temperaturas extremas o a las partes propensas a perder temperatura más rápido como, por ejemplo, la nariz, los dedos, las manos, las orejas o las mejillas. La congelación puede ocurrir también portando botas y guantes.
Algunos consejos que pueden facilitarte tu actividad en la montaña, ¿qué hacer si tienes congelaciones?
Cuando estamos expuestos al frío, realizando actividades físicas en el exterior, es de esperar que nuestras articulaciones también lo estén. Sin embargo, la congelación va mucho más allá ya que se trata de frío extremo o bien de demasiado tiempo en el exterior con temperaturas muy bajas. Hay que tener en cuenta los síntomas iniciales en mejillas, nariz y dedos, como piel enrojecida, piel adormecida o cierta sensación de hormigueo.
Estas indicaciones también son claves a la hora de observar los síntomas en las personas que viajan con nosotros. El entumecimiento es un factor clave que a veces se presenta a los ojos de los demás aunque la propia víctima no sea consciente de ello.
Viste adecuadamente
Siempre hay que portar una vestimenta que se adecuada para las condiciones en las que nos vamos a desenvolver. Hay que prestar especial atención a los pies, las manos, las mejillas y los oídos.
Por otro lado, si tienes predisposición a los dedos fríos, una buena opción es considerar usas compresas térmicas para botas y guantes, sobre todo para los más pequeños que son más propensos a sufrir quemaduras por congelación.
Entra en un lugar caliente
Lo primero que tienes que hacer es buscar un refugio o lugar cerrado donde puedas entrar en calor. Lo segundo será quitarte toda la ropa que pueda estar mojada. La hipotermia es otras de las amenazas más peligrosa que acompañan al riesgo de congelaciones y es lo que debe descartarse o abordarse primero.
Sumerge las áreas congeladas en agua tibia
El agua debe ser tibia, en ningún caso caliente porque dolerá, y mucho. La congelación inhibe su capacidad para sentir la temperatura, por lo que las víctimas deben tener a alguien que les ayude a preparar un baño caliente con el agua entre 37 y 42ºC. Si no es posible el baño, la solución será envolver las zonas congeladas con calor corporal.
Busca atención médica
Si es necesario busca atención médica, sobre todo en los siguientes casos: si hay signos de congelación superficial o severa, si sientes un aumento de dolor o hinchazón o si se desarrolla fiebre.
El escenario de Sir Fiennes es el peor de los casos, por lo que le recomendamos que siga el protocolo del médico en lugar de tomar el asunto por sus propias manos.