Cinco rutas de trekking que puedes alcanzar fácilmente desde los Países Bajos.

Volar hasta los Países Bajos puede ser la puerta más inteligente para quien sueña con explorar Europa Central sin encadenar vuelos cortos. Gracias a su conectividad ferroviaria y a la red de trenes internacionales, Ámsterdam se ha convertido en un punto de partida ideal para aventureros que buscan moverse de forma sostenible, combinando cultura, naturaleza y rutas de montaña.
Un vuelo a Ámsterdam con Air France te coloca en el corazón logístico de Europa. Desde el aeropuerto de Schiphol, los trenes de alta velocidad y los nocturnos permiten llegar en pocas horas a paisajes radicalmente distintos: los bosques del Eifel alemán, los valles de las Ardenas belgas, las crestas de los Vosgos franceses o incluso los valles alpinos del Tirol. Todo ello sin alquilar un coche, sin esperas innecesarias y con una huella de carbono menor que la de encadenar vuelos regionales.
Ámsterdam, nodo de entrada al corazón verde de Europa
Pocos lugares concentran tantas conexiones internacionales por tierra como los Países Bajos. Desde la Estación Central de Ámsterdam, los trenes Thalys, ICE o NightJet alcanzan Bélgica, Alemania, Francia, Suiza y Austria en trayectos directos o con un solo cambio.
Para el viajero español que busca un viaje activo, esta red es una ventaja doble: permite llegar a las montañas sin depender del coche y abre la posibilidad de combinar ciudad y naturaleza en un mismo itinerario.
Desde Ámsterdam puedes estar en Bruselas en dos horas, en Colonia en menos de tres, en París en poco más de tres y en Innsbruck o Zúrich con tren nocturno (entre 8 y 11 horas, según destino). Todo un mapa de aventuras conectadas por railes.
Eifel (Alemania): un parque nacional nacido de la regeneración
A unas tres horas y media en tren desde Ámsterdam se extiende el Parque Nacional Eifel, en Renania del Norte-Westfalia. Creado en 2004, su lema “Dejad que la naturaleza siga su curso” resume la filosofía de reforestación y conservación que guía sus 110 km² de bosques, lagos y colinas de origen volcánico.
Los senderos más conocidos son el Wildnis Trail (85 km, cuatro etapas) y los tramos del Eifelsteig, una ruta de largo recorrido que une Aquisgrán con Tréveris. Ambas están perfectamente señalizadas y cuentan con alojamientos rurales a lo largo del recorrido.
El Eifel no tiene cumbres imponentes —sus altitudes rara vez superan los 700 m—, pero sí una riqueza natural que sorprende: bosques de hayas, nutrias, águilas y un silencio que se siente como un lujo en el centro de Europa. En verano, los antiguos embalses se convierten en espejos donde se reflejan los bosques, y pueblos como Monschau conservan un encanto medieval intacto.
Para llegar, basta con tomar un tren ICE hasta Colonia y enlazar con un regional a Heimbach o Gemünd, puertas de entrada al parque. Allí puedes alquilar bici, dormir en pequeños alojamientos familiares y enlazar rutas de día sin complicaciones logísticas.
Ardenas (Bélgica): colinas, castillos y rutas accesibles
A tres horas de viaje desde Ámsterdam, las Ardenas ofrecen un paisaje verde e íntimo, perfecto para rutas de senderismo de baja o media dificultad.
Este macizo ocupa buena parte del sur de Bélgica y se prolonga hacia Luxemburgo y el noreste francés. Es una tierra de valles fluviales —Semois, Ourthe, Lesse—, bosques espesos y pueblos de piedra como La Roche-en-Ardenne o Bouillon, donde la historia se mezcla con el rumor del río.
Entre las rutas más recomendables está el GR57, que sigue el curso del río Ourthe entre Lieja y Bastogne. Sus tramos son ideales para escapadas de dos o tres días, enlazando miradores, castillos y zonas de acampada.
Las Ardenas son también un buen destino para viajar en familia o con amigos: las pendientes son suaves (altitudes entre 200 y 600 m), las distancias razonables y la gastronomía local —cervezas, quesos, tartas— forma parte de la experiencia.
Desde Ámsterdam se llega fácilmente en tren a Bruselas y desde allí a Namur o Lieja, donde comienzan los accesos principales a la región. Los trenes regionales conectan con pueblos base, y muchas rutas comienzan directamente desde las estaciones.
Vosgos (Francia): senderos panorámicos y cultura alsaciana
Cruzando hacia el este de Francia encontramos los Vosgos, una cadena montañosa que separa Alsacia de Lorena. Es una zona de media montaña (altitudes entre 600 y 1.400 m), cubierta de bosques, lagos y pastos de altura, atravesada por senderos marcados desde finales del siglo XIX por el Club Vosgien.
Aquí el senderista puede disfrutar de rutas panorámicas sin gran desnivel, alojándose en granjas-auberge donde se sirven productos locales: tartas de arándanos, embutidos o quesos de montaña.
Desde la ciudad alsaciana de Colmar, bien comunicada con París y Alemania, se accede fácilmente al Lac Blanc, al macizo de Hohneck o al valle de Munster. Cada valle ofrece rutas señalizadas y refugios abiertos en temporada estival.
Para llegar desde Ámsterdam, el tren Thalys te lleva a París en unas tres horas y media, y desde allí el TGV a Colmar o Mulhouse tarda otras dos y media. En un mismo día puedes pasar de los canales neerlandeses a los senderos franceses sin esfuerzo.
Los Vosgos son un destino perfecto para quienes valoran la experiencia cultural tanto como la deportiva, y buscan rutas sin aglomeraciones ni altitudes extremas.
Tirol (Austria): el sueño alpino a bordo del tren nocturno
El Tirol austriaco es sinónimo de cumbres, refugios y travesías legendarias. Desde Ámsterdam se puede llegar directamente en el NightJet, el tren nocturno operado por ÖBB que conecta la capital neerlandesa con Innsbruck en unas 11 horas.
Despertar entre montañas tras un trayecto silencioso y eficiente es casi una metáfora de lo que representa el viaje slow. Sin pasar por aeropuertos intermedios, al amanecer ya estás rodeado de cimas.
Desde Innsbruck parten decenas de rutas, pero una destaca sobre todas: la Adlerweg (Camino del Águila), que cruza Tirol de este a oeste en 33 etapas. Cada tramo está perfectamente documentado en tyrol.com, con refugios y transporte público para entrar o salir cuando quieras.
En verano, los valles del Wilder Kaiser y el Zillertal ofrecen paisajes alpinos sin la masificación de los Alpes suizos. En otoño, los bosques se tiñen de tonos ocres y los prados mantienen la calma después del verano.
La infraestructura austriaca es impecable: señalización precisa, refugios cuidados y transporte que conecta los valles con puntualidad milimétrica. Es el destino idóneo si buscas una aventura de alta montaña con soporte profesional y accesible por tren.
Jura (Suiza y Francia): senderismo tranquilo y horizontes infinitos
El macizo del Jura forma la frontera natural entre Francia y Suiza, extendiéndose desde Ginebra hasta Basilea. Sus colinas y mesetas boscosas conforman el telón de fondo del GR5, la gran ruta que atraviesa Europa desde el mar del Norte hasta el Mediterráneo.
El tramo del Jura, de unos 300 km, es uno de los más tranquilos: senderos que serpentean entre pastos, bosques y pequeños pueblos agrícolas. Desde algunas crestas, en días despejados, se alcanza a ver el Mont Blanc al fondo.
El Chemin des Crêtes du Jura (camino de las crestas) une Nyon con Basilea, siguiendo la frontera suiza. Las etapas son aptas para senderistas con experiencia media, con desniveles moderados (entre 400 y 1.700 m) y buena red de refugios.
Desde Ámsterdam se llega fácilmente a Ginebra o Lausana vía París en tren TGV (unas 6–7 h). Desde allí parten trenes regionales hacia Nyon, Vallorbe o La Cure, pueblos de acceso directo al macizo.
El Jura es perfecto si buscas soledad, ritmo lento y contacto profundo con la naturaleza. No hay grandes altitudes ni multitudes, solo horizontes verdes y el sonido del viento entre los abetos.
Consejos finales para planificar tu viaje activo
La idea central de viajar a los Países Bajos no es que Ámsterdam sea un destino de montaña, sino que te evita multiplicar vuelos. Haces un salto inicial —un único trayecto internacional— y desde ahí exploras por tierra los países vecinos.
- Temporada ideal: de mayo a octubre para la mayoría de las rutas centroeuropeas.
- Equipaje: mochila ligera (30–40 L), ropa técnica versátil, chubasquero y calzado cómodo.
- Billetes: reserva trenes internacionales en Rail Europe, Deutsche Bahn, SNCF o ÖBB.
- Refugios: en Tirol y Vosgos conviene reservar con antelación en temporada alta; en Eifel y Jura basta con hacerlo pocos días antes.
- Conexión: Air France ofrece wifi a bordo, ideal para planificar los siguientes desplazamientos mientras vuelas.
En términos de sostenibilidad, este enfoque tiene sentido: cada vuelo evitado reduce tu huella y te permite moverte de forma más consciente. En términos de experiencia, además, convierte el viaje en una travesía continua: cada tren es una ventana a paisajes nuevos, a acentos distintos, a la sensación de que Europa está interconectada por caminos, no solo por aeropuertos.
¡No te pierdas ninguna aventura en los Pirineos!