Cómo proteger tu mochila de la lluvia

Proteger la mochila de la lluvia. / Foto: Frantisek Duris
Proteger la mochila de la lluvia. / Foto: Frantisek Duris

Proteger tu mochila de la lluvia es una precaución indispensable siempre que realizamos actividades al aire libre: dentro de ella puedes transportar las cosas que necesitarás mientras permanezcas en el outdoor. En este artículo te ayudaremos a evitar que tu mochila se moje y se estropee todo su contenido.

Puedes ponerte unos pantalones impermeables y una chaqueta y probablemente estarás bastante cómodo. Pero, ¿qué pasa si se moja todo tu equipo? ¿Tu saco de dormir de plumas —ayyy amigo… ¡qué noche más jodida vas a pasar—, tu móvil, la ropa seca? Y seguimos: documentos, alimentos, objetos electrónicos como cámaras y teléfonos o medicamentos. Imagina los desastrosos resultados de que alguna de estas cosas se llegase a empapar. En montaña,que algunos artículos como el saco de dormir o la ropa se empape nos puede poner en riesgo. 

Por supuesto que en general, antes de planificar una salida, lo normal es chequear las condiciones del clima. Sin embargo, muchas veces una lluvia que no fue detectada por el servicio de meteorología puede bastar para arruinar el más divertido de los paseos si no se tomaron las adecuadas previsiones.

Para proteger tu mochila de la lluvia, o de eventuales inmersiones en algún curso de agua o lago, es importante que protejas tu mochila tanto por dentro como por fuera.

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Protección exterior

  • FUNDA IMPERMEABLE. En general, las mochilas especiales para excursionismo suelen traer entre sus accesorios una funda impermeable. En el mercado disponemos de una amplia variedad de cubre mochilas impermeables. A la hora de elegir el más idóneo deberemos revisar que se acople al volumen de la mochila (escoge un cubre de la «talla» de tu mochila). De igual forma algunos ponchos impermeables están diseñados para cubrir también la mochila que llevemos. 
Cubre mochilas Vaude
Cubre mochilas Vaude

A la hora de una lluvia, o antes, si se observa algún síntoma de inestabilidad, es una buena precaución colocar la funda a la mochila. También si se usa algún poncho, se puede colocar la mochila por debajo de él, así estará un tanto más protegida.

Sin embargo, no hay que confiarse demasiado: en un bosque hay multitud de elementos que pueden enganchar la funda, o incluso desgarrarla, así que hay que prestar atención durante la marcha para que esto no suceda.


Protección interior

Muchas veces las lluvias pueden prolongarse durante periodos extensos, incluso durante todo un día. O quizás la mochila puede caer accidentalmente a algún río o lago. En este caso, ni la funda ni el poncho impermeable protegerán el interior de la mochila de un buen chapuzón. ¡Atención! CONSEJO: No des por sentado que el agua sólo entrará en tu mochila desde el exterior. Si tienes una botella de agua o similar dentro de la mochila, puede haber una fuga. Protégete también contra eso.

  • Forra el INTERIOR de la mochila con una BOLSA PLÁSTICA. Una opción interesante puede ser optar por recubrir el interior de la mochila con una bolsa plástica. Seguro que tu mochila se empapará, pero lo que importa es el material que contiene. Para este fin, es posible servirse de una sencilla bolsa de basura, colocando todos los objetos dentro de ella.

El truco está en elegir un forro que sea mucho más grande que tu mochila. Si tu mochila tiene, por ejemplo, 65L, utiliza una bolsa de plástico de 100L. De este modo, podrás introducirla en las esquinas de la mochila, maximizando el espacio, y te sobrará bolsa para cerrarla.

También se pueden utilizar pequeñas bolsas plásticas con cierre para guardar las cosas más delicadas que se quieren resguardar. Sí, estamos hablando de las bolsas propias para congelar alimentos que venden en el supermercado, con cierre hermético. Las hay de todas las formas y tamaños. En ellas puedes guardar documentos, aparatos electrónicos, ropa y alimentos, y estar más seguro de que los estás protegiendo de una eventual humedad.

Yo llevo cosas como mi botiquín de primeros auxilios, la linterna frontal, el mechero, el paquete de pilas y un bloc de notas y un bolígrafo en una pequeña bolsa seca de 2 litros. Son cosas que no quiero que se mojen, así que vale la pena.

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Si deseas ser precavido, puedes optar por hacer una combinación de los métodos para proteger tu mochila de la lluvia: colocar una bolsa plástica y a la vez, colocar dentro de pequeñas bolsas el contenido que no se debe humedecer. Y en realidad, esto es lo más recomendable.

Mantente seco en ruta / Foto: Tobias Cornille
Mantente seco en ruta / Foto: Tobias Cornille

Mochilas más modernas

Como en multitud de campos, la tecnología ha mejorado los implementos para usar en las actividades al aire libre. Y precisamente en cuanto a mochilas se trata, se pueden encontrar en el mercado mochilas resistentes al agua y mochilas impermeables o estancas —sobre todo si están pensadas para actividades en el entorno acuático—.

La diferencia entre estos modelos de mochilas radica precisamente en la resistencia que tienen con respecto al agua, siendo la mochila resistente al agua la más susceptible a filtrar el agua, mientras que la mochila estanca es la que realmente no permite que penetre nada de agua en ella.

  • Mochilas resistentes al agua. Como su propio nombre lo indica, este tipo de mochila aguantará el impacto del agua durante cierto tiempo, pero eventualmente, se terminará filtrando y humedeciendo los objetos que haya en su interior.
  • Mochilas estancas. Para que una mochila sea considerada estanca, debe estar hecha por completo de un material que no permita el paso del agua: podría sumergirse por un buen tiempo, y lo que se encuentre en su interior permanecerá totalmente seco.

La mayoría de las mochilas que utilizamos en senderismo y montaña son mochilas resistentes al agua.

Materiales

Para que un material no permita el paso del agua debe tener sus moléculas tan «apretadas» entre sí que no den cabida al paso de ninguna sustancia. Es decir, que a pesar de que el agua ejerza presión sobre la tela, sus moléculas no la traspasarán.

Para lograr la total impermeabilización de la tela, se usa algún tipo de recubrimiento que hará que las gotas de agua u otros líquidos resbalen sobre ella. Este revestimiento puede ser de poliuretano, cloruro de polivinilo o elastómeros termoplásticos, o incluso cera de teflón.

Eso sí, para que una mochila sea realmente estanca,  no sólo la tela deberá tener esas características: todos sus elementos deben ser impermeables. Es decir, los cierres deben ser también impermeables. De nada vale tener una mochila hecha de una tela totalmente impermeable si sus cierres no lo son: cuando se encuentre sometida a la acción del agua, terminará filtrándose y humedeciendo su interior.

En definitiva, todo se trata de identificar cuáles son las necesidades reales que cada quien pueda tener cuando use una mochila para las actividades al aire libre.

Para aquellos que quieran pasar un buen tiempo al aire libre sin exponerse demasiado a condiciones extremas, una mochila resistente al agua, combinando los métodos de la funda y las bolsas de plástico en su interior, será suficiente para preservar lo que lleve dentro de ella.       

Por el contrario, para aquellos que en sus actividades al aire libre suelen estar expuestos a condiciones climatológicas más fuertes, contar con una mochila estanca puede ser una opción.