La filosofía del «leave no trace»
¿A quién no le gusta la naturaleza? Cada vez son más las personas que acuden a la montaña o al aire libre para practicar deporte, desconectar de la vida cotidiana, o para disfrutar de los paisajes que ofrece la naturaleza. Sin embargo, cuesta darse cuenta del impacto que esto supone al medio ambiente. El humano está dejando su sello allá donde va. Por ejemplo, los lugares más remotos del Himalaya se han convertido en verdaderos vertederos, los espacios dónde la acampada es habitual están marcados por restos de basura o de fuego, o las rutas con mayor afluencia de gente están causando una gran erosión del terreno. Como consecuencia, las autoridades están tomando medidas para limitar estos efectos negativos. Los espacios naturales protegidos cada vez son más, y allí las reglas son mucho más estrictas. Eso en lo que a las autoridades se refiere; sin embargo, entre los aficionados de la montaña se está consiguiendo inculcar unos valores que exigen el máximo respeto a la montaña y al medio ambiente. Estamos hablando de la filosofía de “no dejar rastro”.
¿Qué es la filosofía de “no dejar rastro”?
Como el nombre bien indica esta filosofía hace referencia al cuidado total del medio ambiente. No se debería notar la presencia del humano en las montañas. La filosofía de no dejar huella allá donde vayas exige unos comportamientos sencillos, que en caso de seguirlos se ayuda mucho a preservar la naturaleza intacta. Aparte de no ensuciar la montaña, también consiste en respetar al máximo posible la fauna y la flora de cada lugar. No se debe alterar nada de lo que compone la naturaleza más salvaje.
Los siete principios básicos.
Son siete los principios básicos a seguir. Son unos valores que poco apoco están haciendo su espacio en los aficionados a la naturaleza, pero que todavía necesitan más divulgación. Son los siguientes:
Planear y preparar el viaje con antelación
La mejor manera de pasar desapercibido allá donde vayas, es habiendo preparado la excursión con suficiente antelación. Es muy recomendable conocer los lugares que vayas a visitar. Las zonas protegidas tienen reglas exclusivas por lo que conviene conocerlas. Además, también deberás preparar con antelación la comida que llevarás en la mochila. Hoy en día, cada alimento suele ir dentro de un plástico. Si llevas a la espalda comida para días, conviene prepararlo antes en casa, y sacarla del plástico de origen, para meterlo en bolsas reutilizables. Así, la cantidad de basura que tendrás que llevar sobre tu espalda se reducirá considerablemente.
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Caminar y acampar sobre terrenos resistentes
La gran afluencia de gente a las montañas está generando que cada vez existan más senderos muy marcados. Esto se debe a que la erosión al que el terreno está expuesto es muy grande. En consecuencia, los senderos o caminos que llevan al mismo lugar se han multiplicado. Hay que procurar ir por el camino indicado, sin salir de él. No trates de atajar por prados o bosques, ya que alterarás el ecosistema. Por otro lado, las tiendas de campaña también dejan una gran huella. Al fin y al cabo, pasar horas tumbado sobre el terreno hace que quede pisado y marcado. Las superficies más adecuadas para acampar son las piedras, grava, prados secos o nieve. Aunque la hierba fresca sea la más cómoda, acampar en ella agrava la erosión del terreno. En la alta montaña son muchos los espacios llamados vivacs preparados ya para acampar. Son espacios justos para montar la tienda de campaña, y suelen estar bien acondicionados. El suelo suele estar alisado, tras quitar todas las piedras. Además, muchos de ellos se encuentran en lugares protegidos como cuevas. No se recomienda empezar a hacer un nuevo vivac cada vez que tengas que acampar; sin embargo, aprovecha los espacios que ya están acondicionados. Y ante todo se respetuoso con la normativa de acampada y vivac de la zona, ten en cuenta que cada espacio tiene su normas propias.
Llévate todos tus desechos o la basura
Este principio consiste en dejar la montaña como estaba, o más limpia. Procura no dejar ni un desecho en el lugar dónde has acampado o dormido. Se recomienda evitar el uso de plásticos. Además, como en la montaña no existen baños, las necesidades uno los tiene que hacer al aire libre. En algunos lugares protegidos se debe recoger en una bolsa el desecho sólido; en otros, con taparlo con piedras o con tierra será suficiente. Uno nunca debe hacer sus necesidades al lado río o en los lagos.
No hagas fuego en el aire libre
Hacer fuego es uno de los hábitos más destructivos. No hagas fuego en caso de que no sea una necesidad causada por el frío. En caso de que lo hagas —normalmente será una opción prohibida en el espacio natural en el que te encuentres—, procura que sea pequeño y que arda solo con madera, sin hacer uso de productos químicos. Por otra parte, asegúrate de apagarlo adecuadamente. Hacer fogatas en la montaña es una costumbre que puede afectar a la contaminación, y al aumento de incendios forestales, sin comentar que normalmente está totalmente prohibido.
Dejar intacto lo que veas
No manipules las plantas o piedras que veas para conseguir la fotografía perfecta. Conviene no tocar ni las plantas, ni los monumentos culturales o históricos.
Respetar la vida salvaje
Hay que dejar en paz los animales que puedas encontrar en tu trayecto. Se debe alterar lo menor posible su día a día. Para ello, es recomendable no acercarse demasiado, no darles de comer y no perseguirlos. Además, si llevas contigo alguna mascota, tenla siempre bajo vigilancia o atada. Los perros, por ejemplo, es habitual que ataquen ha ovejas, y éstas huyan corriendo dificultando así el trabajo de pastores y ganaderos.
Tener en cuenta a los demás visitantes
Recuerda que no estás solo en la montaña. Procura molestar lo menor posible a otros montañeros. Para ello, lleva tu mascota bajo vigilancia, no grites o pongas música alta, no acampes justo al lado de los senderos muy transcurridos, o deja paso a los montañeros que estén ascendiendo.