La llegada del otoño hace que los árboles se vistan con los colores especiales de esta época del año y otorguen a los bosques esas impresionantes tonalidades rojizas, ocres y doradas. Aquí hemos preparado una selección de los trece bosques más hermosos para visitar en España durante la temporada otoñal.
Bosques de Ordesa (Huesca)
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Foto: @miradoresdeordesa (Instagram) -
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Ordesa y Monte Perdido
El Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido posee en sus parajes una de las zonas más espectaculares del Pirineo. En su valle, abundan las hayas, robles, sauces, arces, avellanos, fresnos y otras especies que en otoño otorgan un color especial al paisaje, combinados con las agrestes laderas propias del sitio.
El otoño es una de las mejores épocas para visitar el cañón de Ordesa. Los especiales colores del bosque se prestan para la contemplación. Además, las espectaculares cascadas en estos meses suelen estar alimentadas por las lluvias, creando parajes difíciles de olvidar.
Mar rojo en la “Ruta del Zumaque” (Navarra)

El zumaque es un arbusto que se trajo a la localidad navarra de Estella-Lizarra en el medievo desde Oriente. Este arbusto, sus hojas y ramas, se utilizaba en la floreciente actividad curtidora de pieles de la ciudad. Ahora es herencia viva de un pasado y lo podemos encontrar, de manera endémica, en las lindes de parcelas, en “ribazos”, entre campos abandonados de olivos y viñas. Hoy en día, en estado salvaje, va ganando terreno a otras especies vegetales. En Otoño hojas y frutos adquieren un color rojizo que tiñe los campos y laderas. Delicia de todo fotógrafo de naturaleza.
El sendero “La Ruta del Zumaque” recorre estas laderas que circunvalan a la ciudad de Estella-Lizarra, que podremos recorrer en algo más de 14 km y tres horas y media. El Zumaque es el hilo conductor para conocer la historia cultural y natural del lugar.
El sendero sale de la ciudad para volver a ella en 3 ocasiones, con lo que existe la posibilidad de diseñar un itinerario a nuestra medida o escoger los sectores más interesantes. En otoño la variante llamada de “Valmayor” nos permitirá discurrir entre zumaqueras salvajes y zambullirnos en sus tonos rojizos.
En el siguiente enlace os aconsejamos escuchar el audio radiofónico de RTVE que sin duda os inspirará para ponerle fecha a vuestra visita a esta localidad navarra.
Tras la ruta, como buenos senderistas, os podréis tomar una cerveza artesana local que precisamente lleva sumac, especie derivada de este arbusto, muy utilizada en la gastronomía de Oriente Medio y Cuenca Mediterránea. Solo tenéis que pedir una “Rhus” (nombre del zumaque en latín) en cualquier bar de la ciudad.
Fuentes del Narcea (Asturias)

Los más de 567 kilómetros cuadrados del Parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias tienen sorprendentes lugares naturales que incluso llegan a lucir aún más esplendorosos en la temporada otoñal.
La increíble diversidad de este lugar de Asturias fue reconocida por la Unesco como reserva de la biosfera: en él conviven urogallos, rebecos, zorros, lobos, osos pardos, nutrias y una gran variedad de pájaros que harán las delicias de los amantes del mundo natural.
Las fuentes de Narcea poseen uno de los más extensos bosques caducifolios de la península ibérica, por lo que los colores otoñales se pueden disfrutar en todo su esplendor.
Fraga del Eume (A Coruña)

Las Fragas do Eume es uno de los bosques atlánticos de ribera que se han conservado mejor en la región europea. Este bosque sigue el curso del río Eume y es especialmente indicado para los que buscan soledad y humbría: en sus más de 9 mil hectáreas, apenas viven poco más de 500 personas.
En sus senderos, los visitantes pueden contemplar las más de 20 especies de helechos y más de 200 especies de líquenes que habitan en él, junto a robles, fresnos, chopos y alisos de deslumbrantes colores.
Además, en el corazón del bosque se encuentra el antiguo monasterio de Caaveiro, con más de diez siglos. Desde 1975, este monasterio fue declarado Monumento Histórico Artístico: sus restos más antiguos datan del siglo XII.
Montes de Redes (Asturias)

Ubicado en el principado de Asturias, las 38 mil hectáreas del Parque de Redes poseen una importante riqueza en paisajes y contrastes: en sus espacios conviven formaciones de origen glaciar como circos y formas kársticas, junto a montes y amplios campos. Y si de vegetación se trata, hay que decir que el 40% de su territorio está cubierto de árboles.
En los montes de Redes abundan los hayedos, salpicados de robles, fresnos, abedules, tejos y acebos. En la alta montaña hay matorrales de enebro rastrero, brecina y arándanos.
Las impactantes cumbres, los valles abiertos y los desfiladeros de roca caliza de Redes llegan a asombrar a los visitantes: en ellos conviven también osos pardos, lobos, urogallos, rebecos y ciervos de Asturias.
Parque Natural del Moncayo (Zaragoza)

El macizo del Moncayo está ubicado al oeste de la provincia de Zaragoza. Sus boscosos parajes son propicios para el disfrute de los aficionados al senderismo: las laderas del macizo están recorridas por senderos bien señalizados.
Este macizo tiene dos vertientes bien diferenciadas: la norte es la más fría y húmeda y la sur, plena de cuevas, peñas y barrancos. Pasear por los caminos de la cara norte equivale a encontrar robledales, pinares y hayedos, mientras que la sur, a pesar de ser menos conocida, posee una variada fauna.
El Parque Natural del Moncayo es uno de los Espacios Naturales protegidos de Aragón.
Bosques del Saja (Cantabria)

Los espesos bosques del Saja en Cantabria son una de las masas boscosas más grandes de la cordillera cantábrica. La cuarta parte del parque está cubierta de hayas y robles: más de 6 mil hectáreas están cubiertas por tres tipos de robles, junto a castaños, avellanos, fresnos, arces y madreselvas.
Al aumentar la altitud del bosque, aparecen en escena las hayas, que cobijan bajo su sombra a anémonas y orquídeas. A los 1300 metros, las hayas ceden espacio a acebos y abedules. Toda una impresionante flora para observar en todo su esplendor otoñal.
Tejera Negra (Guadalajara)

El otoño colorea los montes del macizo de Ayllón, a caballo entre Segovia y Guadalajara, donde habita un hayedo (en la imagen) al que bautizaron por sus tejos. Un relicto bosque de hayas salpicado de oscuros tejos, que sobrevive al paso del tiempo en unas latitudes en las que no debería tener cabida.
Selva de Oza (Huesca)

Los altos del valle aragonés de Hecho se coronan con un viejo bosque de hayas y abetos, donde el pino negro pinta sus cumbreras. La retorcida foz de la Boca del Infierno remonta el río Aragón Subordán hasta sus nacederos, donde las montañas encierran esta selva pirenaica salvada de las hachas por su inaccesible situación.
Valle de Iregua (La Rioja)

La Rioja Media alberga un especial valle que debe su nombre al río Iregua: este nace en la Sierra Cebollera y atraviesa todo el valle hasta desembocar cerca de Logroño. Precisamente en la Sierra Cebollera se encuentra el Parque Natural de Sierra Cebollera, único parque natural de La Rioja.
Los hayedos de este hermoso valle son los últimos bosques húmedos autóctonos de La Rioja. Es de notar que los bellos paisajes permiten que los visitantes disfruten de las rutas de senderismo y los paseos.
Monte de Santiago y el Salto del Nervión (Burgos y Álava)

El Monte de Santiago en Burgos posee el hayedo de Santiago: entre sus frondas, se esconde el nacimiento del río Nervión. Más adelante, el río Nervión se precipita desde la Sierra Salvada.
Este salto de agua, llamado Salto de Nervión, es considerado como la caída de agua de más altitud de España: es un impresionante espectáculo contemplar los 222 metros de caída del agua.
Selva de Irati (Navarra)
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Foto: Miguel Ángel García [CC-BY-2.0] -
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Foto: Yoseph Walker (CC-BY-SA-3.0)
Desde Roncesvalles hasta Belagua se extiende la selva de Irati. En sus predios, las hayas centenarias se mezclan con los pinos negros y los abetos entre la neblina característica del lugar.
La arboleda es cruzada por dos senderos que fueron trazados sobre la vía de los antiguos pastores y el tránsito de los lugareños. Otoño es una perfecta época para disfrutar este espacio de Navarra.
Bosque de Muniellos (Asturias)

Visitar el bosque de Muniellos equivale a conocer el mayor robledal de España. A finales de octubre, las hayas y robles se visten con los colores propios del otoño, regalando sus magníficas tonalidades a los visitantes.